La brecha digital de los adultos mayores

Teresa Chara de los Rios

Uno de las consecuencias positivas de estar en situación de confinamiento por la pandemia ha sido visibilizar las necesidades específicas que tienen las personas adultas mayores, que normalmente podrían haber sido ignoradas y dentro de ellas, se ha mostrado la brecha digital entre los abuelitos, los hijos y nietos que viven en la misma casa, más aún cuando los padres trabajan fuera de casa y la persona adulta mayor se ha tenido que quedar en casa y asumir el rol de cuidadores de los niños.

Antes de la pandemia, quizás había una persona contratada para hacer las labores de la casa. Los padres salían a sus centros de labores y los niños a las escuelas. Nadie se preocupaba del tiempo libre que tenía en adulto mayor, quien acostumbraba diariamente salir a comprar su periódico y se quedarse en algún lugar o parque para conversar con sus amigos o vecinos hasta que llegaba la hora del almuerzo para retornar a casa, para luego reencontrarse con los nietos que regresaban de la escuela.

También se entretenía con las labores de jardinería, si tenía la suerte de contar uno en casa. Imaginen lo difícil que será la vida de los adultos mayores cuando viven en un estrecho departamento compartiendo con toda la familia. Las abuelitas hacían alguna manualidad, estaban inscritas en algún centro del adulto mayor, compartía con sus amigas, oraban, tomaban café, se divertían y recibían algunos cursos adecuados para ellas.

Sin embargo, con la pandemia se vieron obligados a quedarse en casa y sus hábitos de vida cambiaron abruptamente, muchos de ellos entraron en situación de estrés o depresión, lejos de los familiares, de los amigos, vecinos y sin hacer alguna actividad física.

La familia recién tomó consciencia de que el abuelo o la abuela no sabían usar dispositivos tecnológicos, a lo mucho habían aprendido a usar su celular para hacer y recibir llamadas. El perder contacto físico con sus familiares los obligó a tener otras formas de relacionarse y se sintieron motivados para aprender a utilizar una laptop o PC, ingresar a redes sociales y hasta hacer videollamadas.

Los nietos jugaron un papel estratégico para ello, enseñando a los abuelos en forma directa, divertida y práctica, sin mayores explicaciones teóricas que los pueda confundir y hacer perder su interés. Así se encontró también una nueva forma de relacionarse entre ellos, disminuyendo la brecha digital.

Según algunos estudios, Facebook es la red social preferida por los adultos mayores. Es conveniente enseñarles a crear contenidos, invitar a sus familiares y conocidos para que sean sus contactos e intercambien experiencias, comentarios, fotos. Esto los ayuda psicológicamente y los hace sentir que son parte de esta sociedad.

Podemos inscribirlos virtualmente en organizaciones culturales, artísticas, club de lectura, de salud, nutrición y cualquier otro tema que sea de su interés. Mostrarles la gran variedad de libros, revistas y diarios que se pueden descargar gratuitamente, ver las mejores películas que quizás ellos no hubieran tenido tiempo ni dinero, incluso salud, para ir presencialmente a las salas de cine. Sentirán que se les abre un mundo nuevo.

Los abuelos han aprendido a ingresar a internet para ver ofertas, promociones y hasta piden pizzas o comida rápida por delivery. Se sienten como niños que hacen travesuras.

Son los primeros en sentarse a esperar que la familia se conecte virtualmente en zoom para celebrar algún cumpleaños o una fecha festiva como Día de la Madre, del Padre, Fiestas Patrias o Navidad.

Nuestros adultos mayores tuvieron el amor y la paciencia para cuidarnos cuando éramos niños. Ahora son ellos quienes necesitan de nosotros. No los callemos cuando nos quieran contar por enésima vez esa historia que ya la sabemos de memoria. Hagamos que la última etapa de su vida sea de calidad, que se sienten queridos y reconocidos. Ya nos tocará también a nosotros pasar por lo mismo y esperamos también que nuestros hijos y nietos nos traten de igual manera.

     
 

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