En torno a la locura

Desde aquel diván, el sonido del reloj de pared se escuchaba más fuerte, aunque el tiempo parecía no transcurrir. El hombre que se encontraba echado en ese lugar miraba fijamente el techo. Como si las imágenes se proyectaran allá arriba, unas lágrimas resbalaban por sus mejillas. ¿Qué hace que un hombre terminé ahí? Felipe no quiso averiguarlo, le entregó unos documentos a su amigo y, en silencio, se marchó lentamente.