Los 30 años del Vía Crucis de Las Pampas
Cuando el padre Oswaldo Rodríguez inició el vía crucis de Las Pampas, en Tomaykichwa, en marzo de 1993, no imaginó la acogida que tendría en los fieles católicos huanuqueños. Hoy este es uno de los lugares más visitados en Semana Santa.
El circuito con las catorce estaciones de la pasión de Cristo en el Santuario María Causa de Nuestra Alegría, con imágenes de tamaño real y hasta un sepulcro, era muy diferente. «Cuando empezamos yo pensé en mí, para hacer mi vía crucis, es por eso que el primer camino era para una sola persona», cuenta el padre Oswaldo.
Relata que el circuito empezó a construirse junto con la casa de retiro de Betania. La idea era un lugar donde él y los cerca de 30 seminaristas peregrinarían. Oswaldo iba delante y los jóvenes, en fila, lo seguían mientras rezaban por un camino corto, sin cruces y sin imágenes.
En ocasiones otras personas se sumaban al recorrido y el camino se ensanchó ligeramente, de manera que hasta dos personas podían caminar a la vez, recuerda el religioso. Se habilitaron espacios para el huerto de los olivos y el calvario.
Y recién en 1995 se colocaron las primeras cruces. «Vino la necesidad de poner las cruces, pero duraron dos o tres años porque eran de maguey, que es hueco por dentro. Después fui a Aucayacu y traje madera para las cruces de las 14 estaciones que se mantienen hasta hoy», relata.
«Hemos trabajado duro, duro. Hacer el camino más ancho no se hizo en un año o dos años; más o menos fueron 17 años de trabajo, haciendo poquito a poquito. Trabajábamos de acuerdo a la disponibilidad de los jóvenes».
Cada mejora que se hacía en el vía crucis era posible con el apoyo de voluntarios de la casa de los jóvenes que Oswaldo Rodríguez inauguró años atrás. Las imágenes en tamaño real de las 14 estaciones, que representan a Cristo, María y otros personajes, también se pagaron con aportes voluntarios de ciudadanos.
Estas imágenes fueron esculpidas en Pachachupán, por don Juan de Dios Allpas. El padre explica que «lo especial de estas imágenes es que se hicieron, no en molde, sino que se tallaron de una en una con cemento».
Con maquinaria pesada se removió el cerro para hacer más espacio en el calvario. El sepulcro, que se presenta como un túnel que atraviesa las piedras en el cerro, se abrió a mano, con cincel.
«El sepulcro ha sido difícil, porque no se podía meter máquina o algo que dañe el cerro. Tenía que ser poco a poco, con cincel, barretas. Yo tenía miedo y pesimismo, porque parecía que estaba cayéndose era terrible. Pero había un gran ánimo para hacerlo», resaltó el padre.
Han pasado 30 años y el circuito sigue creciendo, conforme aumenta el número de visitantes. Se ha convertido en uno de los vía crucis más grandes del país, pero para el padre Oswaldo, «el gran problema es conservar lo que se tiene».
«Aquí hay dos grupos de personas que suben: un grupo que viene a rezar y otro grupo que son los turistas. Muchas veces ellos son los que más destruyen», lamenta el padre.
Si bien el Santuario María, Causa de Nuestra Alegría está abierto todo el año, esta Semana Santa se prepara para recibir a miles de visitantes, tras tres años de pandemia. El ingreso es libre.
«La participación de la gente es interesante. Viene bastante. Antes de la Semana Santa el viernes santo venían desde las 6 de la mañana. Ahora están retomando, vamos a ver qué pasa», comenta monseñor Rodríguez.