«Por miedo a las críticas se paralizó la inversión contra la covid-19»

  • Dery Dianderas presentó su renuncia a la Gerencia de Desarrollo Social
  • Admite que el Gobierno Regional «tiene cosas que mejorar»
  • Lo más difícil en esta segunda ola de casos covid-19 fue conseguir oxígeno

Poco después de presentar al gobernador regional su carta de «renuncia irrevocable» a la Gerencia de Desarrollo Social, la economista Dery Dianderas Castro habló con Página3 de su decisión y aunque reiteró que sus motivos son «personales» —como dice su carta— quedó claro que su alejamiento del cargo no era su primera opción, pero tampoco quiso confirmar si era víctima de intrigas en el seno del Gobierno Regional; lo que sí dijo es que un error que cometió fue «confiar en gente que no debí confiar, dejar gente que no debí dejar (en la Gerencia de Desarrollo Social), no tomar la decisión en el momento que debí tomarlo».

¿Es gente del entorno del gobernador regional?, preguntamos.

—Eso no te voy a responder, replicó.

—¿Es víctima de intrigas?, le consultamos.

—En todas partes hay intrigas, definitivamente. En una gerencia cuánta gente no puede estar detrás del sillón, pensando que tú te sientas y fácilmente te llevas un sueldo, cuando no es así. Para merecer ese sueldo tú tienes que trabajar, no puedes estar sentado y que la plata llegue del cielo. Tú tienes que ganarte tu sueldo. Y creo que me voy habiéndomelo ganado. Me voy con un poco de tristeza porque no cumplí el sueño que quise. Esa es mi tristeza, subraya la todavía gerente de Desarrollo Social del Gobierno Regional de Huánuco.

Dery Dianderas llegó el año pasado a la administración de Juan Alvarado procedente de San Martín por recomendación de quien ocupaba el cargo de administrador del Gobierno Regional de Huánuco, Jhony Baldeón, con quien trabajó en el Gobierno Regional de San Martín. Baldeón ocupó ahí el mismo puesto y Dianderas el de subgerenta de Presupuesto.

A su llegada a Huánuco fue designada por Juan Alvarado administradora de la Dirección Regional de Salud pero rápido surgieron las divergencias con el entonces director regional de Salud, Fernando Ramos

«Él desconfiaba de mí, y lógicamente entré como administradora (de la Diresa), se iban a ver procesos y pagos; pero nada, yo no actúe mal», sentencia.

De la Diresa pasó a la Gerencia de Desarrollo Social en reemplazo de Luz Rodríguez el 17 de setiembre del 2020. Su carta de renuncia dice que esta tenga efectos a partir del 1 de marzo.

«Cuando asumí esta gerencia, era un desastre; y no porque yo lo diga sino porque todo el gobierno regional y toda la población lo sabía. Sí, es una crítica abierta a mi antecesora y a todo el equipo que estuvo en esta gerencia», dispara.

Y desde su puesto dice haber «empujado proyectos que no se habían sacado; hemos mejorado muchas cosas. Yo me siento muy orgullosa del equipo que me acompañó estos meses porque corrió a mi ritmo. Soy una persona muy hiperactiva…»

EL MIEDO NOS PARALIZÓ

Dery siente que en cinco meses pudo haber hecho más, pero llegó la segunda ola de contagios con el nuevo coronavirus y de casos covid-19 «y no nos agarró bien».

«Sería mentir decir que a Huánuco la segunda ola le agarró de maravillas y que todo ha estado de maravillas. No, nos dormimos porque este virus es nuevo y no sabíamos si iba haber una segunda ola o no», alega.

Pero no solo «se durmieron», sino que —afirma— el miedo a las críticas de la población y de la prensa paralizó a los funcionarios.

El miedo, según el relato de la funcionaria, empezó a apoderarse de los funcionarios cuando el año pasado surgieron las críticas por la compra de oxígeno a la empresa O2 San Martín SAC que poco antes había trasladado su planta desde el vecino departamento de San Martín.

«Todos los cuestionamientos que nos hicieron solo porque compramos oxígeno a una planta que nos cobraba 9 soles, igual que Praxair, hizo que todos tengamos temor de seguir invirtiendo en el tema covid y se paralizó [la inversión]. Ahora, imagínate cuántas vidas hubiéramos salvado si esa planta hubiera trabajado para Diresa como estaba planeado, pero se rescindió el contrato y no se les pagó ni un sol», refiere.

Ya en medio de la crisis en los hospitales por la falta de oxígeno, dicha empresa —dice Dery— no quiso vender oxígeno a la Diresa, pero sí lo hizo al público.

«Esos miedos, porque son miedos, hicieron que no actuemos, nos paralizamos y vino la segunda ola con la fuerza que vino con la variante brasileña, ahí fue cuando empezamos a decir: ¡oye, no hemos hecho nada, hay que empezar a hacerlo!», insiste.

Pero Dianderas aclara: «El miedo no fue mío, el miedo fue de Salud, porque quien actúa bien no tiene miedo. Yo no tenía miedo. A Salud les dije que no tengan miedo, pero el miedo fue al qué dirán, a la prensa [de la que decían] nos va a destrozar, ¿qué va a pensar el pueblo? Ahora, ¿qué va a pensar el pueblo con tanta gente que ha muerto y tanta gente suplicando oxígeno, pudiendo nosotros abastecerlos con este oxígeno?», fustigó.

PLANTAS DE OXÍGENO

En la segunda ola de covid-19 que vive el país, el vecino departamento de San Martín surgió como el salvador de Lima, Huánuco y Loreto proveyendo oxígeno con sus nueve plantas. Después de ser golpeada duramente en la primera ola de contagios y estar clamando por oxígeno, ahora San Martín tiene 9 plantas de oxígeno con las que puede atender a otros departamentos en crisis, como Huánuco.

Dianderas afirma haber sido parte de ese proceso que impulsó el Gobierno de San Martín para comprar plantas de oxígeno, camas uci y hasta de un hospital.

Al relatar esa experiencia marca —sin decirlo y sin proponérselo— las diferencias entre el gobernador regional de Huánuco, Juan Alvarado, y el de San Martín, Pedro Bogarín, en la priorización del gasto público en el 2020.

«El Dr. Bogarin ordenó —ni bien empezó la pandemia en marzo— que se compren las plantas de oxígeno y en abril ya estábamos comprando las plantas de oxígeno. El Dr. Bogarin dijo: Nosotros sacrificamos inversiones y compramos plantas de oxigeno; que las inversiones se paralicen, no quiero gastar un sol más en carreteras, en colegios, todo va a Salud; y eso fue lo que se hizo. Se compró las plantas de oxígeno, se empezó a construir el hospital covid, empezó a implementarse los hospitales que faltaban y se empezó a recepcionar los hospitales que estaban para recepcionar», relata.

En Huánuco la administración de Alvarado compró el año pasado una planta de oxígeno a una empresa de portugal y en los últimos días —en pleno déficit de oxígeno— ha cerrado contratos para la compra de otras cinco plantas y para ayer tenía previsto cerrar el sexto contrato de una planta con capacidad para llenar con oxígeno medicinal de 120 a 140 balones diarios que será para las provincias de Huánuco. Las otras cinco son más pequeñas.

«Lo que pasa es que no somos perfectos, y decirte que todo está bien [en el Gobierno Regional] sería mentir —y creo que siempre he sido una persona muy directa, no soy de las que tapan el sol con un dedo—, tenemos dificultades en muchas cosas, el Gobierno Regional tiene cosas que mejorar, pero en el camino uno va aprendiendo y va mejorando por eso son cuatros años que les dan a la gestión para poder mejorar y llegar al fin de la gestión siendo reconocido como un buen o mal gobernador»
Dery Dianderas

DORMIRNOS FUE EL MÁS GRANDE ERROR

Dianderas refirió que también han comprado diez monitores, 16 bombas de infusión y 10 ventiladores mecánicos que están en prueba para ampliar la oferta hospitalaria en uci.

«También estamos pensando construir al lado del CAT (Centro de Atención Temporal) del hospital de contingencia Hermilio Vadizán, una sala uci con 20 camas (…) es otra idea que dejo para que quien venga lo continúe», agrega.

Tender una red de tubos de oxígeno hacia las camas del CAT es otra idea pendiente que dice estar dejando y que impulsaba desde la Gerencia de Desarrollo Social «porque eso hace que no se pierda oxígeno».

Sobre por qué demoró la compra de las plantas de oxígeno, la gerente de Desarrollo Social aludió a lo engorrosos trámites y a la falta de capacidad de gasto del presupuesto del Gobierno Regional en el 2020.

«No es fácil hacer la compra de plantas de oxígeno, porque primero hay que ver el presupuesto (…) el año pasado se revirtió presupuesto y cuando reviertes presupuesto el MEF [Ministerio de Economía y Finanzas] te recorta», relata al advertir que con el dinero revertido se pudo comprar plantas de oxígeno.

«El año pasado nos dormimos y no debió pasar; ese fue el más grande error y la factura fue cara para todos; pero de los errores se aprende», sentencia Dianderas.

Sostiene que lo más difícil que enfrentaron en esta segunda ola de casos covid-19 fue la falta de oxígeno en los hospitales para los enfermos con la nueva enfermedad, «y ver a tanta gente sufrir» por esa carencia.

Pero ¿por qué paso?

«Por la dormida que tuvimos entre la primera y segunda ola. Ese tiempo debimos aprovechar para comprar las plantas de oxígeno y no lo hicimos», insiste.

Dianderas dice irse sin cumplir su sueño de que Huánuco sea otro San Martín, atendiendo a otros departamentos con oxígeno, y que empiecen a funcionar los dos hospitales nuevos: Hermilio Valdizán Medrano y Tingo María

«Mi sueño es que todas las provincias tengan su planta de oxígeno, que tengamos más camas uci y salud sea lo que tiene que ser», apunta.

Y aunque admite que pensó en no renunciar, con la voz quebrada también reconoce que las cosas «no siempre son como uno quiere».

     
 

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