Carta al postulante

Doenits Martín Mora

Querido estudiante:

Está próximo el día del examen para ingresar a la universidad. Sé que te esforzaste al máximo y estás ansioso por rendir la prueba. Sin embargo, debes considerar llegar al gran día en óptimas condiciones, no solo físicas, sino mentales. La noche anterior, aunque no lo creas, es de suma importancia.

No podrás conciliar el sueño, la incertidumbre te carcomerá la cabeza. Te imaginarás ya rindiendo la prueba, viendo tu nota, estudiando en la universidad, conociendo al amor de tu vida, casándote, teniendo hijos, divorciándote, volviéndote a casar, toda una película. Pero no te preocupes: todos sufrimos esa angustia alguna vez. El problema con no descansar lo suficiente es que, al día siguiente, el día de la prueba, disminuirás tu rapidez y precisión mentales, y eso te jugará en contra durante el examen. Siempre ha sido mejor tener la mente relajada y lúcida al enfrentar grandes retos cognitivos.

Sé que los psicólogos recomiendan ciertas estrategias. Pero permíteme a mí proponerte otras, en razón de mi experiencia y todos los ingresantes que he preparado estos años. Como será difícil pegar los ojos el día anterior, prepara tu cuerpo desde la mañana. Levántate muy temprano, sal a caminar o trotar; no tomes ninguna siesta después del almuerzo, para que tu organismo se agote y puedas descansar a tiempo.

Pero, si pese a ello, al llegar la noche, no puedes dormir, no te distraigas viendo videos en Tik Tok o una película: tu mente se entretendrá y permanecerás más horas despierto. Lo que tú necesitas es descansar cuanto antes, para llegar al examen en óptimas condiciones. Te propongo que leas textos desafiantes, como la biblia, por ejemplo; y te aseguro que, a los pocos minutos, caerás rendido. O lo que puedes hacer, con mérito verificado, es memorizar o recordar lo memorizado al estudiar. Esta actividad intensa al prepararse desgasta a la mente en pocos minutos.

Después, la mañana siguiente, el día de la prueba, procura que sea un día normal. Algunos desayunan un tazón de caldo de gallina: “¡Para llegar preparado a la guerra, mamá!”, dicen. Pero el problema con un desayuno líquido es que te hará correr al baño a cada momento y te distraerás y perderás minutos valiosos durante el examen. Un par de panes con huevo frito y una taza de quinua espesa no vendría mal. Luego, recuerda las advertencias y recomendaciones para ingresar a rendir la prueba en la ciudad universitaria. Calcula el tiempo en que llegarás a la cita con tu destino. Retírate de tu casa, con fe en el corazón, pensando en que ese examen será más fácil que tu ex, siempre optimista.

Y si, más tarde, al ver tu nota, ves un puntaje inesperado y desalentador, no te decaigas, menos llores delante de tu familia; mortificarás a tus padres y tus hermanos te harán recordar ese momento cada vez que quieran molestarte. Lo mejor será llorar en la ducha, para que las lágrimas se mezclen con el agua y se pierdan en el sumidero. Así, al salir con los ojos hinchados, ante cualquier pregunta, dirás que te entró champú a los ojos al bañarte.

La culpa no es toda tuya, sino de la pandemia y el sistema educativo de nuestro país. El Estado nunca estuvo preparado para enfrentar una situación parecida y terminó promoviendo de año a los escolares para evitar la furia de los padres de familia, incluso el año pasado, que las clases fueron presenciales. Pero también recuerda aquellos días en que los profesores, con tanto cariño, enviaban las fichas cada semana y no las desarrollabas, peor todavía cuando te enteraste que pasarías de año sin problema; recuerda esas sesiones virtuales en que prendías el micrófono solo para indicar tu asistencia y luego te distraías en las redes sociales o los videojuegos, y dejabas al pobre profesor hablando solito en la clase virtual, como un loquito.

No hay por qué lamentarse después de ver los resultados, sino asumirlos con dignidad, porque, además, siempre habrá una segunda oportunidad. Tienes mucho por entregar de ti todavía en los estudios. La paciencia será una virtud que te traerá enormes beneficios. Aprenderás a valorarla con el pasar de los años y te aseguro que gozarás de las alegrías que procura practicarla. El mundo es enorme, pero para ti girará muchas más veces que para otros.

Atentamente,

Tu profe.

     
 

Agregue un comentario