Clausura del LUM, ¿un nuevo intento de clausurar la memoria? 

Germán Vargas Farías

«Hace tiempo hemos exigido que exista un lugar de memoria, una reparación simbólica como afectado. Cierto que cada uno de nosotros somos una historia viviente, como un museo viviente, pero cuando nosotros fallezcamos, esa historia va a quedar acá en el museo».

Eso dijo Jorge Rojas Huamán, dirigente de una organización de afectados de Huanta, cuando fue invitado por el equipo del entonces proyecto del Lugar de la Memoria, la Tolerancia y la Inclusión Social – LUM, para escuchar las propuestas y expectativas de representantes de varias organizaciones respecto a un espacio que se estaba pergeñando para albergar la historia del periodo de violencia que se inició en mayo de 1980.

La reunión se realizó en noviembre de 2013, y poco más de dos años después, en diciembre 2015, el LUM era inaugurado, pero desde sus inicios, seis o siete años antes, la expectativa de Jorge Rojas, así como la de muchas personas, ha enfrentado obstáculos colocados por grupos que se resisten al cambio, y particularmente a reconocer el valor de la memoria para prevenir la barbarie y para educarnos en la tolerancia y en el reconocimiento de la dignidad de todas las personas.

«¿Que el cierre temporal se realice horas antes de la presentación, en el auditorio del LUM, del Informe Anual de Derechos Humanos de Amnistía Internacional, no parece coincidencia. 

Lo ocurrido ayer tiene visos de ser una maniobra más en esa dirección. La Municipalidad de Miraflores clausuró el LUM tras una inspección de la Subgerencia de Gestión de Riesgo de Desastres a su local, por no contar con el certificado de inspección técnica de seguridad en edificación (ITSE). Lo raro es que durante la mañana habían dado plazo hasta el viernes para que se subsanen las observaciones, pero esa misma tarde los inspectores regresaron para proceder a la clausura.

Que el cierre temporal se realice horas antes de la presentación, en el auditorio del LUM, del Informe Anual de Derechos Humanos de Amnistía Internacional, no parece coincidencia.

La sospecha se incrementa por la militancia política del alcalde de Miraflores. Carlos Canales es miembro de Renovación Popular, la misma organización de Rafael López Aliaga, de quien el mismo día de su juramentación como alcalde recibió la exhortación de coordinar para que el LUM sea administrado por las Fuerzas Armadas y por la Policía Nacional, para que «nos cuenten la historia como es».

El Ministerio de Cultura, a quien principalmente corresponde responder para arreglar lo ocurrido, se pronunció ayer mismo señalando que se procederá a levantar las observaciones de la inspección de la Municipalidad de Miraflores, «en cumplimiento de la normativa vigente, para reabrir el recinto en el menor tiempo posible». Ha dicho, además: «Seguiremos trabajando para que el LUM siga siendo un espacio del Ministerio de Cultura que ofrezca actividades culturales, de aprendizaje, de memoria, investigación y conmemoración para dialogar en torno a temas de la tolerancia e inclusión social».

En los próximos veremos si la postura del Mincul es consistente, y eso dependerá de la asignación de los recursos necesarios para que el LUM atienda las observaciones de la municipalidad. Así lo ha requerido la Defensoría del Pueblo, instando a las autoridades del Ministerio de Cultura «a brindar al @LUMoficial los recursos económicos y logísticos que le permitan reabrir a la brevedad», y exhortando a la Municipalidad de Miraflores «a conceder las facilidades, dentro del marco legal, que permitan operar al LUM».

La Defensoría del Pueblo ha ido más allá, pues ha calificado como «grave» la decisión tomada por las autoridades municipales, solicitando un informe detallado de las razones que han motivado el cierre del LUM. Asimismo, ha indicado la Defensoría, que la decisión de la municipalidad es grave, pues el LUM es un espacio de conmemoración, reflexión, encuentro y diálogo en torno a temas de derechos humanos»

 

     
 

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