La perspectiva de Castillo

Rubén Valdez Alvarado

El candidato Pedro Castillo no solo es el favorito, de acuerdo con las encuestas, para ganar la segunda vuelta electoral; también ha generado pavor en los sectores más conservadores de la política peruana cuya candidata, Keiko Fujimori, intenta generar consensos «antiterrucos» o anticomunistas. Sin embargo, ante un futuro incierto, en la perspectiva de un posible gobierno de Perú Libre, vale la pena ensayar -más que dar recetas- posibilidades que impliquen quemar etapas.

La estrategia de la candidata de Fuerza Popular, con el consabido «terruqueo», no ha impactado en los electores en esta primera etapa del balotaje. El alza del dólar, asociada al repunte del candidato de Perú Libre, ¿lo va a perjudicar? Una posible «crisis económica» en curso, ¿va a permitir revertir el alto porcentaje del antivoto que ostenta Keiko Fujimori?, ¿o reforzará más la bola de nieve a favor del lápiz?

El caso Castillo es un fenómeno político como lo fue el Frepap en las elecciones complementarias de enero de 2020. Esto no es más que la expresión, en su mayoría, de la indignación social y el rechazo al establishment enlodado por la corrupción. La crisis política y la pobreza son variables que suman. No es un voto militante a favor del pensamiento Cerrón (marxista, leninista y mariateguista) ni a su plan de gobierno. Es una apuesta, tras apuestas, por la esperanza desde la década de los 80 del siglo pasado.

Sin perder la visión social, Perú Libre tiene la gran oportunidad de concertar ahora y después sobre la base de una agenda programática».

Políticamente en el Perú no todo es previsible; sin embargo, estos escenarios favorecen enormemente a Pedro Castillo quien está capitalizando mejor la campaña, incluso con algunos giros que ha dado respecto a Vladimir Cerrón o su posición frente al chavismo. No basta eso porque en las campañas políticas el atribulado elector soporta todo o, sencillamente, se deja llevar por el fenómeno de turno sin más disquisiciones.

La pandemia ha cambiado sustantivamente el escenario global. La pugna por la hegemonía, esencialmente económica, como la propuesta de crear un impuesto mínimo a las transnacionales, apoyada por los EEUU, dicen que hay nuevos y renovados vientos en el horizonte, sin contar el espectro de la competitividad mundial. En este contexto, un proyecto de acuerdo con el plan de gobierno de Perú Libre, simplemente no cabe, así como tampoco el modelo corporativo y mercantilista de Keiko.

Que Castillo firme una hoja de ruta, como lo hizo Ollanta Humala no va a suceder; otorgarle un cheque en blanco sin compromisos programáticos orientados a afianzar la democracia, respetar los derechos fundamentales, promover una auténtica economía social de mercado, incluso emulando el Estado de bienestar de la social democracia, corre el riesgo de caer en el populismo del izquierdismo anárquico y anquilosado validado por los cuestionamientos contra Perú Libre.

Quemar etapas significa emprender saltos estratégicos con un análisis de contexto que permita obtener ventajas competitivas a mediano y largo plazo. En la gestión política de muchos países hay experiencias en ese norte, como lo hizo la Concertación de Partidos por la Democracia en Chile en 1990 después de la dictadura de Pinochet. Sin perder la visión social, Perú Libre tiene la gran oportunidad de concertar ahora y después sobre la base de una agenda programática.

En la otra orilla, las disculpas de la candidata Keiko Fujimori son tardías y estrictamente electorales, tampoco tiene esa visión de contexto de perspectiva global. El apoyo de Vargas Llosa le ha salido muy cómodo, así como de toda la clase política conservadora. No le han propuesto la suscripción de ninguna hoja de ruta ni alianzas programáticas, alimentando más su ego y soberbia que, por lo demás, conllevó a la mayor crisis política desde la asunción de mando de PPK. De hecho, con toda esta maraña fujimorista, el que sale airoso es Castillo.

Como ya lo han señalado algunos analistas políticos, el candidato de Perú Libre está en condiciones de tender puentes, pero quemando las etapas y evitando un nuevo ensayo populista, cual es su denominación u origen.

 

 

     
 

Agregue un comentario