La tercera ola y el sacudón de los extremistas

Germán Vargas Farías

En apenas dos semanas del gobierno de Pedro Castillo, se ha dicho bastante sobre sus yerros y se ha señalado en formas y tonos diversos. Se ha hecho también en esta columna y, sin duda, ha sido la designación de varios de sus principales funcionarios, empezando por el primer ministro, lo que ha merecido la mayor oposición.

La desatención de un aspecto tan relevante como ese tendrá sus efectos, y ya lo hemos visto ayer en la distribución de las presidencias de las comisiones ordinarias para el periodo anual de sesiones 2021-2022, aprobada por la Junta de Portavoces del Congreso de la República.

El vocero de la bancada parlamentaria de Perú Libre, Alex Paredes, había declarado días antes que buscarían presidir las comisiones de Constitución, Salud, Presupuesto, Trabajo, Transporte, Educación y Justicia y Derechos Humanos. Ayer se informó que obtuvieron las presidencias de las comisiones de Pueblos Andinos, Producción, Mujer, Comercio Exterior, Ciencia y Tecnología, Inclusión Social y Cultura. ¿Cuántas de las que aspiraban?, cero.

¿Cómo se explica eso?, ¿incapacidad para negociar?, ¿operadores políticos sin experiencia y/o disminuidos?, ¿retraimiento voluntario?, ¿todas las anteriores?, lo que se advierte es que el llamado primigenio de Pedro Castillo a la unidad, y a un gobierno de todas las sangres, no ha merecido la confianza de la mayoría en el Congreso, en parte porque el mismo presidente lo ha contradicho, y que hay en un sector de parlamentarios que persistirán en deslegitimarlo y, apenas tengan ocasión de hacerlo, deshacerse de él.

Si algo ya resulta ridículo en estas dos semanas, es que se siga azuzando a la gente con la majadería que atribuye al nuevo gobierno un propósito totalitario»

Lo que suceda en los próximos meses, o semanas, se determinará en base a las decisiones del propio gobierno, y es justo decir, también, que no todas las que se han tomado son reprochables.

Ha sido un acierto, hay que reconocerlo, que el nuevo gobierno haya respetado las medidas destinadas a enfrentar la pandemia, y asegurado la permanencia del personal dedicado a esa enorme tarea. No solo se trata de mantener el cronograma de vacunación, y de valorar experiencias como la vacunatón, sino de la disposición de profundizar las buenas prácticas del gobierno de Sagasti y, su ministro de Salud, Óscar Ugarte.

La permanencia de los viceministros Gustavo Rosell y Bernardo Ostos, asegura en el contexto de crisis sanitaria que nos encontramos la continuidad de una tarea que no admite pausas ni descanso. No ahora, y con tanto barullo en otros sectores. Haber logrado la confianza mayoritaria de la población en las acciones gubernamentales para enfrentar la pandemia es un capital que no se puede dilapidar, y constituye una buena señal que se haya ratificado a los funcionarios y equipos técnicos encargados de liderar esa lucha.

Así como dicen que la tercera ola de la pandemia es inevitable, y que la vacunación, y otras medidas, nos permitirán evitar —o mitigar— el daño que podría ocasionar; en el ámbito político parece inevitable que tengamos un sacudón, pero puede también su impacto atenuarse en tanto el gobierno de Castillo se ordene, corrija algunas decisiones y recupere la iniciativa que pareció delinear en su mensaje del 28 de julio.

Tiene un margen de juego a su favor, pues si bien se trata de un gobierno que en dos semanas ha expuesto sus carencias, sus opositores también han develado en el mismo tiempo sus miserias e inconsistencias.

Curiosamente, lo que se ha mostrado en catorce días es que las instituciones funcionan, y pueden hacer su trabajo sin cortapisas. Allí está, les guste o no a algunos, la Defensoría del Pueblo y la Contraloría General de la República, pronunciándose, denunciando, vigilando las acciones del gobierno. Allí está el Ministerio Público trasladando la investigación por corrupción que involucra a Vladimir Cerrón a Lima. Allí está la prensa informando —o desinformando— y llegando a extremos que realmente constituyen una afectación al derecho ciudadano a la información veraz e imparcial.

Si algo ya resulta ridículo en estas dos semanas, es que se siga azuzando a la gente con la majadería que atribuye al nuevo gobierno un propósito totalitario. Si algo está bastante claro a estas alturas, es que hay algunos extremistas de un lado, pero muchos más entre aquellos que cotidianamente los denuncian.

     
 

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