Las mujeres en la lucha por la independencia del Perú
Cuando hablamos dentro de las Ciencias Sociales temas relacionado a historia o a cívica, acerca del largo proceso de la lucha por la independencia, siempre tratamos el asunto como si esa gesta independentista hubiera sido protagonizado solo por varones como San Martín, Bolívar y Sucre, como si en las batallas que estallaron a lo largo y ancho de la patria solo hubieran peleado varones. Casi nunca se menciona a la mujer durante la prolongada lucha por la libertad del país. Sin embargo, durante esa hazaña histórica que consagró nuestra emancipación, participaron mujeres de diversa procedencia social y económica. Ese grupo de valerosas heroínas lo conformaron indígenas, mestizas; criollas, peninsulares así como esclavas, libertas y aristócratas.
Por ejemplo, en Huánuco destacó la figura de Juana Moreno. A sus 24 años de edad encabezó el levantamiento de Llata en 1777 luchando por la libertad de su pueblo.
Micaela Bastidas en el Cusco en 1780, participó activamente apoyando a Túpac Amaru II, dirigiendo a su ejército en el campo de batalla; luchó junto a Tomasa Tito Condemayta caciqueza de Acos, Gregoria Apaza, Cecilia Túpac Amaru y Bartolina Sisa. Ellas son las próceres de la independencia.
Por otro lado, entre las mujeres que se inmolaron con ferviente patriotismo e inquebrantable lealtad a los patriotas en pleno proceso libertario tenemos a María Parado de Bellido en Ayacucho en 1822. Al ser capturada por los realistas y presionada a que delatara a sus hermanos de lucha, prefirió morir fusilado antes que delatarlos.
Hubo también quienes participaron empuñando sables y fusiles en acciones militares, como las hermanas María e Higinia Toledo y su madre Cleofé Ramos en el valle del Mantaro. La hazaña de las heroínas sucedió el 10 de mayo de 1821, después de un enfrentamiento y fuego cruzado. Ante el avance de un regimiento realista, las tres mujeres encabezando la resistencia patriota de los defensores de Concepción, dando el ejemplo de arrojo y valentía, lograron cortar las amarras del puente colgante; operación audaz ejecutada en medio del fuego enemigo. Los soldados realistas que avanzaban por el puente, al caer éste, se hundieron en las aguas del río Mantaro, quedando el ejército enemigo a la otra orilla varado, retrasando su avance hasta que llegue el refuerzo patriota. Por tal hazaña, el libertador José de San Martín las premió con la “Medalla de Vencedoras”.
Por esa misma época, Matiaza Rimachi de 52 años de edad, con valentía y coraje, preparó y dirigió a las mujeres de Chachapoyas para colaborar en la preparación de municiones y armas de combate; luego se levantó contra las autoridades españolas secundando la campaña libertadora. Ella destacó en la Batalla de Higos Urco, librada en la pampa del mismo nombre el 6 de junio de 1821, donde los patriotas se enfrentaron a la guarnición realista de 600 efectivos emplazada en esa ciudad. Ese día vencieron los patriotas con la participación de hombres y mujeres en el campo de batalla.
María Valdizán en Cerro de Pasco, de 60 años de edad, propietaria de dos pequeños fundos y de algunas de las mejores casas de dicho lugar. Al iniciarse la lucha por la independencia en la sierra central, era influyente y estaba en contacto con algunos mineros independentistas. Cuando el general Álvarez de Arenales llegó con su división patriota de 1 200 hombres a la villa de Pasco, ella le dio alojamiento y apoyo. En esos convulsos meses de 1821 alojaría en varias ocasiones a los líderes de la resistencia patriota. Por esa razón, el coronel español José de Carratalá ordenó su captura y posterior tortura para que delate a sus cómplices; pero ella permaneció en silencio y no delató a nadie. Entonces ordenó que fuera degollada en mayo de 1821.
Como mensajeras y espías hay una larga lista en la que destaca Brígida Silva de Ochoa en Lima, quien enviaba información al libertador San Martín para preparar la expedición libertadora. También estaban aquellas como Micaela Muñoz y Ostolaza que junto a Josefa Lacomba confeccionó la primera bandera que se izó en la ciudad de Trujillo, que proclamó su independencia en diciembre de 1820.
Sin embargo, la presencia femenina por mucho tiempo fue soslayada de la historia tradicional y su participación fue silenciada, olvidada o simplemente minimizada, salvo algunas excepciones que se valoraron aisladamente. Por ello, en estas líneas afirmo que las mujeres no fueron sujetos pasivas, sino que también lucharon activamente por la libertad de la patria. El reconocimiento de la participación femenina en su real dimensión en las gestas históricas reviste gran valor e importancia porque las mujeres de hoy deben conocer su legado y verse reflejadas en la historia escrita y contada.
Tras celebrarse el aniversario patrio y cumplido el Bicentenario de las heroicas batallas de Junín y Ayacucho, considero que es imprescindible reconocer y valorar el rol que cumplió la mujer durante la lucha por la independencia del Perú.
¡Honor y gloria a los hombres y mujeres que lucharon por la independencia del Perú!