Las oportunidades de la ciudadanía digital

Teresa Chara de los Rios

¿Se imaginan ustedes qué hubiera pasado si la pandemia y el confinamiento que hemos vivido se hubiera producido hace 30 años atrás, cuando no teníamos internet, redes sociales, celulares y equipos de computación? Cómo hubiéramos podido sobrevivir, estudiar y trabajar desde nuestras casas. Eso hubiera sido imposible.

La ciudadanía digital es nuestra vida diaria en online. Actualmente casi todos somos ciudadanos digitales, hacemos uso de la tecnología para comunicarnos, enviar y recibir mensajes e información, hacemos transferencias bancarias, uso de tarjetas de crédito, compras variadas por internet, pedidos delivery, suscripciones diversas, como por ejemplo diarios, revistas, películas y otros. Asistimos virtualmente a conciertos, museos, teatro, celebramos cumpleaños por videoconferencias y mucho más. Ya no hay límite.

Ser ciudadano digital es también hacer uso responsable de la tecnología para aprender, crear y participar, interactuar con la familia, amigos, vecinos, el centro de estudios y en el trabajo, lo que nos conduce a crecer y ser mejores personas, hacer un balance de nuestra vida, tener hábitos saludables, comprender nuestra realidad para aportar en la solución a los problemas de la comunidad.

En los medios digitales nosotros somos lo que publicamos. La privacidad en un mundo globalizado es lo más importante para nuestra seguridad. Cuando publicamos nuestras actividades o parte de nuestra vida privada, la ponemos a disposición de todos quienes la ven o leen, perdiendo el control de nuestras vidas. Exponer información personal siempre es riesgoso.

Existen dos formas de dejar huellas de nuestro comportamiento, gustos, preferencias y contactos en internet, para que todo lo que hayamos publicado en internet sea aprovechado: La algorítmica y la humana.

En el caso de los algorítmicos vamos dejando huella cada vez que buscamos información, los datos que subimos y lo más importante, cada vez que damos permiso cuando ingresamos a una página y rellenamos un formulario sea para un evento académico, una beca, premio o  descuento,  nos indican que por políticas de la empresa deben preguntarnos «si usted nos da permiso para tener acceso a sus datos o información personal» y nosotros aceptamos con tal de tener acceso a esa página, al evento, a programa a descargar, y en verdad les estamos dando acceso de aquí para adelante, no solo a esos datos que rellenamos en el formulario, sino a todo lo que publiquemos, incluso nuestros contactos.

El uso de software y algoritmos van generando un perfil de nuestros gustos y preferencias con fines comerciales y vender publicidad. ¿Acaso no nos hemos percatado que cuando buscamos un lugar para viajar, un restaurante o cualquier otra información, inmediatamente después y por varios días llega abundante información de esos lugares?

Pero hay el otro riesgo que es el humano, que es muy peligroso y complicado porque nos hemos expuesto por nuestra propia voluntad. Todas las fotos que publicamos, videos, comentarios, dejan de ser nuestros cuando lo publicamos en internet. Incluso comentar que en esos momentos estamos de viaje con nuestra familia en algún lugar turístico, dejando desprotegida nuestra casa.

También nos estamos poniendo a disposición de los hackers para que realicen ciberdelincuencia, robándonos las claves e información relevante que tengamos en nuestros equipos de cómputo o celular.

Hay personas que se arriesgan publicando todo lo que hacen, sintiéndose ansiosas esperando la aprobación de los demás a través de sus «likes» lo cual les genera euforia o felicidad, sin medir las consecuencias, mucho más cuando exponen las fotografías de sus niños.

Volvamos a nuestras raíces. Predicar con el ejemplo. Todo empieza por nosotros en el mundo real. Primero debemos formarnos, crecer como personas. Preguntarnos ¿Cómo soy yo frente a los demás? ¿Qué imagen proyecto?  ¿Cómo es mi comportamiento de colaboración con otros?  ¿Cómo son mis relaciones interpersonales? ¿Aporto en el trabajo en equipo o soy indiferente? Esto con el objetivo que nuestra participación sea de valor.

La ciudadanía digital es una gran oportunidad para capacitarnos, informarnos y apostar por una mejor sociedad. Lo que ocurre en nuestra vida real, se traslada a la vida digital y no al revés. Lo que publicamos forma parte de nuestro perfil y puede ser beneficioso o perjudicial al momento de postular a algún puesto laboral o beca.

Aprender el idioma inglés no es una moda, es una necesidad. Las noticias e investigaciones actualizadas están en ese idioma y a veces tarda varios años para ser traducidas correctamente al español. Las oportunidades de la ciudadanía digital son mayores que los riesgos. Todo depende de nosotros mismos.

     
 

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