Narrativa Convergente

Mario A. Malpartida Besada

HAN PASADO treinta y dos años desde que apareciera el libro antológico Enconjunto (Huánuco, Ediciones Convergencia, 1989), con textos de Cárdich (Un hombre sin nadie), Cloud (Una voz entre las sombras), López Calderón (Los fresnos), Malpartida Besada (No solo el color de su piel) y Vergara Rubín (La soledad de Katherine), en orden alfabético inverso,  todos ellos miembros de la Agrupación Cultural Convergencia (ACC), fundada el 22 de enero de 1983, con un enjundioso prólogo de Luis Hernán Mozombite titulado “Por sus frutos los conoceréis”, convertido, luego, en todo un documento imprescindible para quien quisiera conocer el proceso inicial de la actual literatura que se desarrolla en Huánuco.

Con un poco de rubor por la falta de modestia, en lo que nos corresponde, rescatamos un fragmento valorativo y, al parecer, premonitorio de dicho prólogo: “Consideramos que con esto la breve existencia de la Agrupación Cultural Convergencia (no más de siete años) está plenamente justificada. Nos atrevemos a declarar con firme convicción y sin mezquindades ni exageraciones de ninguna clase que nunca se ha hecho tanto por elevar el nivel de la literatura y, por ende, de la cultura huanuqueña” (pág. 10).

Posteriormente, los mismos autores publicaron Convergencia. Narrativa enconjunto (Huánuco, Ediciones Convergencia, 2002). En esa ocasión se divulgaron los cuentos “Ahí vienen los indios” (Malpartida), “El retorno” (Vergara), “El toro verde de Cascay” (Cloud), “En el pozo de la noche” (Cárdich) y “Tayta Cútolo” (López Calderón). El nuevo prologuista fue Andrés Jara Maylle, quien a su turno sostuvo: “(…) nos ubicamos en este panóptico para resaltar, a riesgo de omisión, la labor literaria de los fuertes y frondosos árboles que son los convergentes, y cuya influencia, cual sombra vasta que se proyecta desde lo alto, se deja sentir en todos los ámbitos de la huanuqueñidad” (pág. 8).

Como se recuerda, la ACC, inicialmente, estuvo integrada por sus fundadores: Cloud, Malpartida, Vergara, Cárdich, Víctor Domínguez, Miguel Rivera y Armando Ruiz. Posteriormente se incorporarían Virgilio López Calderón, Carlos Cornejo Tamayo y Hernán Amat.

Pues, bien, el recuerdo viene a cuento porque acaba de aparecer Narrativa Convergente. Antología (Huánuco, Amarilis Indiana Editores, 2021), una suerte de secuela de aquellas primigenias compilaciones del 89 y del 2002, libro en el que se inserta una muestra antológica de los mismos narradores de la ACC y, una vez más, con excelente presentación de Luis Hernán Mozombite. El artífice de esta edición, es necesario decirlo y enfatizarlo, es Raúl Vergara Rubín, con la cordial complicidad de Hevert Laos, el editor. En suma, en estas tres ediciones, los prólogos juegan su partido aparte.

A manera de confirmación de su premonitorio prólogo, Mozombite, se ratifica: “Narrativa convergente viene a corroborar el trabajo sostenido, riguroso y de amplio espectro formal y temático de este grupo de escritores que no han desmayado en su propósito de continuar abriendo caminos a las jóvenes generaciones, como los verdaderos maestros que son”.

En la presente ocasión se incluyen los relatos “Soledad en los predios de Mariana” y “Un laberinto de voces” (Cárdich), “Bajo la sombra del limonero” y “Concierto de despedida” (Cloud), “Rupico” y “Cincuenta” (López Calderón), “Sueños de arcilla” y “Confusa memoria” (Malpartida) y “El duende travieso”, “El reloj” y “El hijo de Albina” (Vergara).

Pero la importancia y singularidad de esta flamante obra del grupo, es que el libro está dedicado a dos hermanos convergentes que ya no están entre nosotros: Virgilio López Calderón y Andrés Cloud Cortez. Ellos partieron a la eternidad el 2019 y el 2021, respectivamente, dejando un tremendo vacío en la vida literaria y cultural de la ciudad, además del desmedido dolor entre amigos y familiares.

Ambos desempeñaron primerísimos roles en el desarrollo de la literatura de la región. López Calderón forjó una obra original, con sello propio, a través de sus famosas crónicas con las cuales rescató simpáticos y ocurrentes episodios del Huánuco del ayer. La creatividad artística del autor lo condujo a la creación de un género emparentado con la tradición palmista, en el que combinó historia y tradición, ficción y realidad, testimonio e imaginación, picardía y seriedad. A ello habría que agregársele talento literario para elevar la palabra a su máxima categoría estética y dotar a su contenido de un inigualable sabor regional.

Por su parte, Cloud fue uno de los primeros animadores de la actividad literaria en Huánuco con su obra propia y con el trabajo académico universitario incorporando el ítem de la lectura obligatoria de obras clásicas y modernas. Gestor de tertulias, revistas, eventos; igualmente, difusor de la literatura regional a través de estudios y antologías literarias, así como del periodismo cultural. Su obra novelística y cuentística galardonada en eventos nacionales, se convirtió en paradigma y abrió posibilidades para otros autores.

Como bien apunta Mozombite, los dos representan a literaturas de distintas características, pero emparentadas al mismo tiempo porque “privilegian escenarios, personajes y temática huanuqueños; ambos tienen en la evocación una fuente inagotable de historias”.

Por esto y mucho más, consideramos loable que este libro, elaborado por los otros narradores convergentes, se convierta en un sentido homenaje a ellos, tal como reza en la dedicatoria: “A la memoria de Virgilio López Calderón y Andrés Cloud Cortez, hermanos de Convergencia”.

     
 

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