¿Qué hacer ante el alza de precio del gas y alimentos?
Primero, tomar conciencia de las causas inmediatas y mediatas de las subidas de precios del gas licuado de petróleo, la gasolina, el aceite de vegetal (de soya o girasol), el pollo y el pan, principalmente, además de los productos cuyo precio se fija en dólares.
Y advertir que todos esos aumentos corresponden a situaciones internacionales, totalmente ajenas al cambio de gobierno en Perú: El petróleo aumentó 78 % en un año. Esto impacta en el transporte de los bienes que consumimos, en el precio del gas licuado y en el precio de los fertilizantes. También la quintuplicación del traslado de contenedores, por el alza de los fletes internacionales. Y las malas cosechas en los países productores (América del Norte, Rusia y Europa occidental) de maíz amarillo, trigo y soya, que llevó a que sus precios suban entre 50 y 100 %, con el consiguiente impacto en el precio del pollo, huevos, pan, fideos y aceite.
Segundo, cambiar los pesos específicos de los productos que más suben en nuestra canasta familiar, buscando sustitutos. Las calorías y carbohidratos de los derivados del trigo, pueden sustituirse por los tubérculos, por ejemplo. Las proteínas del pollo pueden sustituirse por más habas, lentejas y menestras en general.
«Los gobiernos municipales bien harían en contratar servicios de nutricionistas para retomar campañas de comunicación nutricional»
Los gobiernos municipales bien harían en contratar servicios de nutricionistas para retomar campañas de comunicación nutricional en ese sentido, por ejemplo. Igual el gobierno regional, que además, vía sus direcciones regionales de Agricultura y Producción, debería pedir a los ministerios respectivos el reinicio de campañas de distribución de anchoveta, jurel y otros pescados de bajo costo, así como el de ferias de la chacra a la olla. Así no sólo se ayuda a paliar la economía familiar, sino a mejorar la alimentación familiar y los ingresos de productores nacionales.
Finalmente, exigirle al presidente de la República que acelere la “Segunda Reforma Agraria” para tecnificar a los agricultores. Esto pasa por implementar las recientes leyes n.º 31339, que promueve la industrialización del agro, y n.º 31335, de perfeccionamiento de la asociatividad de los productores agrarios en cooperativas agrarias. Y en general, impulsar la asociatividad para facilitar la inversión e innovación en las chacras. Todo esto nos llevará al camino de la soberanía alimentaria y por ende, a la menor dependencia de las ocurrencias internacionales.
Son puntos donde hemos de enfocar la mirada ahora que el Gabinete, a casi un mes de gobierno, se presenta este jueves a pedir el voto de confianza de una mayoría de congresistas. Representantes que, antes que desestabilizar, deberían colaborar con propuestas o críticas centradas en la economía y la alimentación familiar. Si no lo hacen, preparémonos para reclamárselo.