¿Qué hacer para detener los incendios forestales?
El 1 de setiembre de 2014 Edwin Chota, Jorge Ríos, Francisco Pinedo y Leoncio Quincisima fueron asesinados por operadores de la tala ilegal de madera, en su comunidaad Alto Tamaya – Saweto, en Ucayali. Según la fiscalía que sostuvo la acusación en primera instancia y el juzgado a cargo de la sentencia, los asesinos fueron los madereros Hugo Soria Flores, Euricio Mapes Gómez, José Estrada Huayta y los hermanos Segundo y Josimar Atachi Felix. Sin embargo, el martes 29 de agosto, una sala penal de la Corte Superior de Justicia de Ucayali declaró nulo el proceso y dispuso un nuevo juzgamiento, que aunque debería darse lo más pronto posible, asegura algunos meses más de impunidad, en el mejor de los casos.
Precisamente, esa impunidad es la que incentiva no sólo los ataques a los defensores de nuestros bosques, sino también los incendios provocados que están destruyendo la cobertura arbórea de lomas y cerros en los valles interandinos, así como la foresta amazónica. Así como no hay condenas firmes contra asesinos de personas defensoras ambientales, tampoco hay sanciones contra los que promueven o inician las quemas de pastos o arbustos que luego se salen de control y alcanzan los bosques aledaños.
Peor aún, las acciones de prevención del Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre -SERFOR y del Servicio Nacional de Áreas Naturales protegidas por el Estado – SERNAMP -carecen de la extensión y contundencia necesarias. En consecuencia, hasta julio de 2023 el Ministerio del Ambiente había recogido reportes de 1078 incendios forestales. En agosto hemos visto imágenes de la destrucción de parte importante de un bosque en Chachapoyas, Amazonas; así como de los incendios en Apurímac, que se cobraron 5 personas muertas. Y el inicio de setiembre vino con un nuevo incendio en el Bosque Reservado de la Universidad Nacional Agraria de la Selva – UNAS —
En muchos casos los incendios se originan en las prácticas de “rozo y quema” usadas por agricultores migrantes para “limpiar” terrenos con el fuego y a la vez, abonarlos con la ceniza resultante. Por lo que la pregunta del título puede responderse:
En el plazo inmediato, a la vez que se identifica, capura, investiga, procesa y sanciona a los causantes, se puede iniciar una campaña de información y sensibilización masiva, con un componente general y otro focalizado, que explique otras maneras de preparar y nitrogenar los suelos. Y fomente tanto las alertas tempranas de fuegos como las denuncias a quiénes los ocasionen. De esta manera se prevendrían los incendios periódicos del período agosto – setiembre.
En un plazo un poco más mediato, se ha reforzar a las compañías de bomberos para una acción reactiva; pero imprescindible. Y de forma preventiva, a los guardaparques, de manera que puedan desplegarse a partes altas de las zonas donde persisten las malas prácticas de quemar para sembrar. Estos despliegues requieren el apoyo de gobiernos locales y regionales. Y bueno sería que responsables de empresas privadas también se sumen a la acción preventiva. Una oportunidad para conjugar esfuerzos en defensa y promoción de los bosques y las personas que viven en ellos, será la ExpoAmazónica.
Esperemos que al menos el Gobierno Regional de Huánuco, anfitrión del certamen, llegue a él con una propuesta precisa y presupuestada de cuidado de la Amazonía, que incluya acciones concretas de titulación o linderamiento, como lo venía solicitando el líder Arbildo Meléndez hasta que lo asesinaron. Así como medidas de protección para las personas defensoras ambientales de la región. De no hacerlo, podríamos tener a los visitantes e inversionistas, aspirando residuos de humaredas o espectando incendios cercanos.