Seguimiento a los egresados universitarios

Este próximo 11 de julio estaremos celebrando el “Día del Docente Universitario” como reconocimiento a la gran labor que realizan en la formación profesional de jóvenes quienes tendrán ejercer su profesión de forma ética y transparente, ciudadanos responsables, críticos y con sensibilidad social que apuesten por el desarrollo y medio ambiente de nuestro país.
Se necesitan docentes universitarios que sean expertos en su especialidad y además contribuyan con la formación personal de sus estudiantes en un contexto social y económico muy incierto pos pandemia, motivándolos por la investigación y la innovación. Ser docente universitario es transcender a través de sus estudiantes, construyendo ambientes democráticos de aprendizaje, revalorando el diálogo y la crítica conducentes a despertar conciencias, desarrollando valores en un contexto de Responsabilidad Social Universitaria.
Todo ello exige cambios urgentes en el quehacer universitario desde la Responsabilidad Social Universitaria. Se necesita modificar los indicadores de éxito de las universidades, entre ellos tomar como referencia la cantidad de estudiantes que han logrado egresar con su título profesional a nombre de la universidad.
Sin embargo, la medición de resultados debería ir más allá, saber cuántos de sus exalumnos están ejerciendo la profesión para los que fueron preparados en su formación universitaria. La realidad nos viene demostrando que hay un porcentaje aún no determinado por falta de una base de datos consolidada de cada universidad y a nivel nacional, que no están trabajando en su campo profesional, más aun en este contexto de pandemia donde el mercado laboral se ha reducido significativamente y la misma situación demanda otro tipo de especialidades.
La medición de resultados debería ir más allá, saber cuántos de sus exalumnos están ejerciendo la profesión para los que fueron preparados en su formación universitaria
Es conveniente implementar un programa específico para hacer seguimiento a la trayectoria profesional de sus ex alumnos. Preguntarse por ejemplo ¿Se encuentran ejerciendo las profesiones en la que fueron formados? No nos debemos sentir satisfechos con haberlos formado y después ignorar lo que pasó con ellos.
Los resultados nos arrojarían datos valiosos, entre ellos, cuantos ex alumnos están ejerciendo su profesión y cuántos nunca la ejercieron o están desempleados ante la escasa oferta laboral en su especialidad, viéndose obligados a buscar empleabilidad en otros sectores para los que no fueron formados, truncando sus expectativas y sintiendo que han perdido más de cinco años de su vida estudiando una carrera que no demandaban las organizaciones y la sociedad.
Es doloroso ver a ex alumnos, jóvenes con muchos sueños y esperanzas convertidos en moto taxistas, vendedores ambulantes o detrás de un mostrador, ejerciendo una actividad de subsistencia para la cual no fueron preparados en su paso por la universidad. También es importante tener una data de todos los alumnos que desertaron o no pudieron concluir sus estudios, saber cuántos son y cuáles fueron las razones por las que dejaron de estudiar para elaborar planes de contingencia y proponer políticas públicas que reviertan esta situación estudiantil.
Esta base de datos también es útil para las propias universidades porque podrían suspender temporalmente esas carreras que no están siendo demandadas en el mercado laboral, sea porque hay una sobre oferta de profesionales o porque la misma coyuntura y cambios socio-económicos ya no las requieren y cambiarlas por otras nuevas profesiones, incluso a nivel de pos grado y doctorado.
En un mundo tan volátil, incierto, complejo y ambiguo (VUCA), los perfiles de los egresados deben adaptarse a las nuevas necesidades y retos que la realidad actual así lo exige. Realizar el rediseño y evaluación de sus programas académicos validando su modelo educativo en forma permanente.
Resulta imperativo que las universidades destinen un porcentaje significativo de su presupuesto institucional para la instalación de tecnologías, nuevas plataformas digitales y metodologías de enseñanza sincrónicas y asincrónicas para estar a la vanguardia de las nuevas exigencias formativas en un mundo de cambios acelerados en esta nueva normalidad.
Es relevante enfocarse en el cambio de paradigmas de los docentes, en sus valores y actitudes, en sus métodos de enseñanza donde no se pierda lo esencial que es formar personas. Nunca más acertada la frase “enseñar con el ejemplo”. Nadie dijo que era fácil, pero tampoco es imposible. Feliz Día Docentes Universitarios!