Sin mejoras laborales

Claudia Hübner Mendieta

Ya pasados dos días de la conmemoración del día del trabajador, es necesario recopilar y analizar la precaria situación laboral que el Perú vive en la actualidad.  Panorama lamentable que se opone completamente a la razón por la que nació la celebración del primero de mayo: evocar los avances laborales que obtuvieron los obreros estadounidenses, después de semanas de protestas para tener una jornada laboral de ocho horas.

La pandemia ocasionada por el covid-19 afectó, sin lugar a dudas, al sector laboral en el Perú. En 2021 la tasa de informalidad ascendió a 76,8% con la mayor contratación de mano de obra no calificada en empresas. En conjunto, los salarios del sector informal descendieron un 15% a comparación de los mismos en el periodo pre pandemia.  Esto fue consecuencia, principalmente, de los desempleos masivos que ocurrieron durante el periodo de cuarentena, que obligaron a las personas a recurrir a empleos informales con pagas y condiciones deplorables, además de la falta de mecanismos de protección social efectivos que hacen que las personas no puedan estar desempleadas por mucho tiempo. Cabe resaltar que esta situación no solo ha afectado a las zonas rurales con mayor porcentaje de pobreza, las zonas urbanas también han sufrido un descenso en el salario mensual promedio. Según cifras del IPE (Instituto Peruano de Economía) las remuneraciones mensuales promedio han pasado de ser S/1.573 a S/1.313.

El gobierno peruano ofreció soluciones para este penoso panorama que afecta directamente al bolsillo de cada peruano, más aún en estos momentos de inflación disparada. Lamentablemente, como la mayoría de las veces, estas soluciones realmente no atacan a la raíz del problema, que en este caso es la informalidad. Alternativas como la subida del salario mínimo mensual o el anuncio de severas reformas que dificultan aún más la contratación de empleados en empresas formales, son salidas que finalmente no ayudan al sector informal que representa más de dos tercias partes de la PEA (Población Económicamente Activa). Las políticas peruanas respecto al combate de la informalidad aun no son claras y, mientras eso sucede, la productividad del trabajador peruano sigue estando por los suelos, situada tan solo arriba de la productividad de Ecuador y Venezuela. La pobreza y desigualdad se posicionan con más fuerza en nuestro país y la situación en vez de mejorar paulatinamente, empeora y ocasiona que la calidad de vida de los peruanos sea pésima a comparación de otros países, no solo de otros continentes, sino también de América del Sur como Chile, Argentina, Colombia, etc.

Honestamente, me parece increíble que el Perú haya festejado el día del trabajador y en conjunto haya decretado feriado el día lunes 2 de mayo. Es totalmente acertado conmemorar un día tan especial como el día del trabajador y así reconocer todo el esfuerzo que hacen día a día los trabajadores formales en sus respectivos empleos. No obstante, no olvidemos que, lamentablemente, la mayoría de peruanos no cuentan con condiciones laborales decentes que les permitan tener una calidad de vida digna y aún no hay avances para realizar una mejora. No olvidemos que el día primero de mayo de 1886, obreros estadounidenses lucharon poniendo en riesgo su vida para tener condiciones laborales justas, cambios que en Perú no existen. No olvidemos que después de esas protestas, cinco personas fueron ejecutadas en la horca, dos fueron condenadas a cadena perpetua y uno a quince años de trabajo obligatorio por la batalla que había resultado el protestar por sus derechos. No debemos olvidar todo esto, ya que hoy la condición laboral de los peruanos es pésima y, mientras este panorama siga sin soluciones viables, no habrá nada que festejar con respecto al sector laboral en nuestro país. Solo habrá más pobreza, más peleas entre ricos y pobres y aún más desigualdad de la que tenemos hoy en día.

     
 

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