Sin ingredientes
El presidente de la república, Pedro Castillo, ha formalizado su invitación de dialogar en Palacio de Gobierno al flamante presidente del Congreso de la República, William Flores, para «construir una sola agenda nacional que ayude a resolver las necesidades de la población».
Desde el parlamento ha llegado la respuesta con una contrapropuesta: que la reunión sea en el Congreso. La misma posición que las dos antecesoras de William y que frustraron dicho diálogo.
El país necesita con urgencia que Ejecutivo y Legislativo le pongan fin a su confrontación, a su guerra sin cuartel, y definan los temas en los que coinciden y que ayudarán a los peruanos a superar la crisis económica que los golpea. La crisis política se soluciona si ambos poderes dejan de pelear.
Naturalmente, esa agenda no puede ni debe significar un pacto para la impunidad; sino, todo lo contrario: fortalecimiento del sistema de justicia, de los organismos de control y de la transparencia en la administración pública.
Ahora bien, para que haya diálogo es necesario que Castillo y Flores tengan la voluntad de hacerlo. Y para que ese diálogo sea fructífero es imprescindible que ambos tengan la capacidad de ceder posiciones. Y para que los acuerdos que tomen se cumplan, es inevitable que tengan liderazgo, uno en el Ejecutivo y otro en el Legislativo. Y tal parece que por ahora no hay esos ingredientes.