Una agenda
No es ningún secreto que entre el Ejecutivo y el Congreso hay una guerra —de baja intensidad por algunos momentos, y de alta en otros— que solo contribuye a mantener e incrementar la crisis política y la incertidumbre en los agentes económicos.
El presidente de la República, Pedro Castillo, debe entender que los puentes no se construye solo con retórica, sino con acciones. Y la presidenta del Congreso de la República, María del Carmen Alva Prieto, debería convencerse que le iría igual o peor que a Manuel Merino usurpando la Presidencia de la República si persiste con su afiebrada idea de convertirse en la primera presidenta de la República vacando a Castillo.
El país transita por una galopante crisis económica que golpea duramente a los sectores más vulnerables, en el Congreso la prioridad legislativa es aprobar una «ley de interpretación auténtica» para impedir que el Poder Ejecutivo plantee cuestión de confianza sobre temas que son facultades exclusivas del Congreso. No obstante, que sobre este tema —como lo han señalado los especialistas— ya se ha pronunciado en sentido contrario el Tribunal Constitucional.
En medio de esta coyuntura tan complicada para el país, Castillo y Alva deberían trabajar una agenda que ayude al país a enfrentar con eficiencia a la pandemia, la crisis económica y a la corrupción. Desde el Acuerdo Nacional podría construirse esa agenda. Eso es gobernar. Lo otro, es hacer guerra con cálculos políticos electoreros y millonaria mezquindad.