Nuevos y eternos amigos
Comenzaba a alejarse de la ciudad de los vientos y pensaba en que muchos de los que lo conocían, sin que les faltará razón por supuesto, hubieran pensado, de haber sabido su destino, que se dirigía de una buena vez por todas a enfrentarse al diván en una consulta psiquiátrica y conseguir algunas pastillas para dormir como la gente decente; pero no era así. Ahí, en Huariaca, para ser exacto en el colegio Antioquía, lo esperaba su amigo Boris junto a sus alumnos para conversar acerca del último libro que había publicado.