Garu, la imponente urbe del Alto Marañón que espera al visitante

Choras inició trabajo para atraer a turistas a su zona arqueológica monumental que data de antes de los incas

A 75 kilómetros de distancia de Huánuco y 3 740 metros sobre el nivel del mar en el altoandino distrito de Choras, Yarowilca, se erige imponente la ciudadela de Garu de 2 200 años antes de Cristo, aproximadamente, esperando al visitante y también la inversión del Estado para descubrir los misterios que aún guarda entre sus muros y en las faldas del cerro Cóndor Waganan (donde llora el Cóndor) donde está asentada.

Para el arqueólogo Luis Salcedo Camacho en Garu se hallan seis fases de ocupación: desde la fase Mito (2 200 a. C.) hasta la época colonial (siglos XVI y XIX) pasando por las fases formativa (1 600 a. C. a 100 años d. C.), Yarowilka Temprano (100 a 700 año d. C.), Yarowilka Tardío ( 700 a 1 470 años d. C.) y la fase Inka (fines del siglo XV).

El nombre de esta zona arqueológica monumental derivaría de una palabra de la extinta lengua andina puquina: Qaru, que significaría «lejano», explica César Antezana, subgerente de Turismo de la Municipalidad Distrital de Choras.

Declarada patrimonio cultural de la nación en junio del 2016 con un área de un poco más de 129 hectáreas, Garu abarca las zonas conocidas como Wuaychao Punta, Gantu Corral, Guellar Cancha e Iglesia Pampa o Capilla Pata.

De acuerdo con una publicación de la municipalidad chorasina, en Wuaychao Punta se encuentran estructuras fortificadas, habitaciones domésticas y chullpas (arquitecturas funerarias). En Gantu Corral hay un conjunto de construcciones de calles, patios, viviendas, templos y chullpas, algunas de ellas con puertas y ventanas con sistemas corredizos. Y en Guellar Cancha están las collcas o graneros donde se almacenaban los productos agrícolas.

«Estas construcciones son consideradas sismorresistentes. Han resistido a sismos fuertes», apunta César Antezana al revelar que ingenieros japoneses han llegado para estudiar sus estructuras para una tesis doctoral.

Frente a las elevadas estructuras de piedra en forma cuadrada por fuera y circular por dentro y a las que se conoce como las torres gemelas, el funcionario edil insiste en que se hagan investigaciones arqueológicas para conocer más de la «sociedad wamallí» —según Salcedo— o los yarowilcas —según otros— que ocuparon esta parte del Alto Marañón.

«Necesitamos hacer más investigaciones», dice César Antezana sin ocultar su esperanza de que el arqueólogo Salcedo regrese a Garu para ampliar las que ha realizado.

Por ahora desde la Municipalidad de Choras y en alianza con la ONG Inmaculada Virgen de la Puerta Roja trabajan para que un arqueólogo realice un estudio para identificar la primera zona de estudio arqueológico. «Con ese estudio buscaremos financiamiento de la cooperación internacional», señala.

Efraín David Esteban Nolberto, alcalde de Choras, explica que como municipalidad no pueden ni tienen los recursos para la puesta en valor de lo que es el principal atractivo turístico de su distrito.

Pero sí han emprendido la tarea de fomentar su visita e impulsar la capacitación de sus vecinos para atender a los turistas.

«Vemos hoy la presencia de muchos que vienen [a Garu]. Eso va a beneficiar a la población», apunta.

César Antezana refiere que desde su Subgerencia están capacitando a las personas que quieren involucrarse en la actividad turística: alojamiento, restaurantes, guías de turismo y también la mejora del recurso turístico para un circuito de visitas en Choras.

En ese cometido, la ONG Inmaculada Virgen de la Puerta Roja financiará la construcción de búngalos «Tauri Puquio» en terrenos de Eusebia Uzurriaga que ya atiende a los visitantes con alimentación y hospedaje regalando una experiencia vivencial cerca de su fogata.

En Chora ya se ha organizado una asociación de artesanos que no solo ya ofrece sus productos a los visitantes, sino que se proyecta a exportarlos con la ayuda de la referida ONG.

«Estamos tratando de revalorar nuestra cultura a través de la artesanía. Nuestra visión es exportar prendas relacionadas con Garu: chullos, media de lana, chompas, mantas, frazadas que tejemos, sobre todo, con lana de oveja que abunda en nuestra zona», dice Bila Espinoza Chávez.

«Somos mujeres tejedoras y hombres que trabajan en el telar ancestral», anota la joven madre de familia y artesana.

A la par se trabaja en la sensibilización a la población de todas las edades sobre la importancia de Garu. «Estamos ingresando a los colegios de todo el distrito para mostrar el valor arqueológico que tiene Garu para que ellos lo puedan interiorizar y ser partícipes de su promoción, porque cuando lleguen los turistas la población tiene que estar preparada para dar información y participen de la conservación de la zona arqueológica», indica Antezana que el sábado último guió a un grupo de dueños de agencias de viaje, integrantes de la Asociación de Guías de Turismo y periodistas de la ciudad de Huánuco por Gantu Corral de Garu.

     
 

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