Se cumplen seis años de la invasión de La Pedroza

Los más de cinco mil pobladores de La Pedroza acaban de cumplir seis años de haber invadido ese predio, aunque afirman que solo tomaron «posesión». La situación legal de todos ellos aún es incierta; pues, aunque existe una orden de desalojo, aseguran que es posible conservar estas tierras.

Desde abril del 2018 se han construido miles de viviendas en el terreno de 72 hectáreas en las alturas del centro poblado de La Esperanza, distrito de Amarilis; un predio que la comunidad campesina de Yurajhuanca, de Pasco, reclama como suyo.

Aquí un grupo de invasores conformó la Asociación de Vivienda de la Comunidad Campesina de la Microcuenca de Mancapozo. Según la investigación fiscal, esta fue creada por la organización criminal «Los Terribles de Huánuco», liderada por Víctor Isminio Labajos, hoy preso por el delito de usurpación, para reclamar el reconocimiento de su posesión.

Sin embargo, los moradores de La Pedroza defienden la toma de tierras. «Yurajhuanca no tienen un documento formal; ellos hicieron un convenio de compraventa con el Ministerio de Agricultura, pero no cumplieron el convenio y se revirtió al Estado», argumenta Cirila Bocanegra Trujillo, presidenta de la Asociación de Vivienda.

«Vinimos a tomar posesión pacíficamente, todas son personas necesitadas. No usurpamos, solo llegamos a tomar posesión de un terreno de Huánuco y nosotros somos de Huánuco», excusa la dirigente.

Si bien existe una orden de desalojo en el marco del proceso contra Los Terribles de Huánuco; Bocanegra todavía espera que finalice el proceso civil que se inició contra su Asociación de Vivienda y asegura que existe la posibilidad de quedarse con la ocupación de este predio.

Lo cierto es que, mientras esperan el posible desalojo, los moradores de La Pedroza viven en condiciones precarias: no tienen servicios básicos, agua ni desagüe, y la mayoría de viviendas no cuenta con energía eléctrica.

«Recién ahora último tenemos el apoyo de Seda Huánuco, nos facilita agua con cisterna tres veces a la semana; pero antes tomábamos agua de acequia. Ahora nos están abriendo las puertas; también tenemos letrinas que la misma población ha hecho», explica doña Cirila.

Añade que «los que tienen un poco de capacidad económica se han comprado sus paneles solares; pero los que no, estamos con velas. Ahí nosotros nos arreglamos».

Los más de 250 menores que habitan en La Pedroza estudian en los colegios de la parte baja de La Esperanza, porque en el lugar no es posible construir una institución educativa mientras no esté reconocido como asentamiento humano, aunque sí hay un Pronoei para los niños de inicial.

«Los «posesionarios» son de las provincias de Pachitea, Dos de Mayo, mayormente de Mancapozo están acá posicionados: Shismay, Malconga, Llanquipampa», afirman.

     
 

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