El mal no prevalecerá

Germán Vargas Farías

Apenas han transcurrido seis días desde su elección como obispo de Roma, y ya todo aquél o aquella que escuchó el anuncio nombrando al cardenal Robert Prevost como nuevo sucesor de Pedro, según la Iglesia Católica, se preguntó: ¿Y cómo es él?, ¿de dónde es?, ¿a qué dedica el tiempo libre?, tiene hoy un perfil de León XIV, nombre adoptado por el nuevo papa.

León XIV ha iniciado su pontificado con mensajes bastante claros, como queriendo responder por sí mismo a las dudas y consultas sobre cuáles serán las principales líneas de su proyecto pastoral al frente de una iglesia que enfrenta grandes y urgentes desafíos.

Desde su primer mensaje ha mencionado la paz como una de sus principales aspiraciones y ha llamado a los miembros de la iglesia a desarrollar un rol pacificador, sin miedo, en unidad, como discípulos de Cristo. Ha hablado de buscar siempre la paz, la justicia, de proclamar el Evangelio, construir puentes con el diálogo, el encuentro y con los brazos abiertos a todos los que necesitan de diálogo y amor.

Y para que quede claro que no habla en abstracto, luego se ha referido a Ucrania, Gaza y a las hostilidades entre India y Pakistán.

Ha dicho: «Llevo en mi corazón el sufrimiento del querido pueblo ucraniano. Que se haga todo lo posible para alcanzar una paz auténtica, verdadera y duradera lo antes posible. Que todos los prisioneros sean liberados. Que los niños regresen con sus familias».

«Y me duele profundamente lo que está ocurriendo en la Franja de Gaza. Que entre en vigor inmediatamente un alto al fuego. Que se permita la entrada de ayuda humanitaria para la población civil y que todos los rehenes sean liberados». «Me alegró, en cambio, escuchar que hubo un alto al fuego entre India y Pakistán, y espero que, mediante las próximas negociaciones, pronto se pueda llegar a un acuerdo duradero.»

Usando los términos de su predecesor, León XIV ha dicho que estamos enfrentando la tragedia de una tercera guerra mundial en fragmentos (‘a pedazos’, dijo Francisco), lo cual tiene sentido si actualmente se cuentan 56 conflictos en el mundo, que involucran o afectan a 92 países.

La invocación del papa León XIV a las potencias mundiales, ‘los poderosos del mundo’, ha sido enfática y directa: «Nunca más guerra»; tanto como la apelación o llamado a la Iglesia, a promover «la paz de Cristo resucitado, una paz desarmada, desarmante y también perseverante, que proviene de Dios, que nos ama a todos incondicionalmente.»

El desafío es verdaderamente mayúsculo, y León XIV sabe bien lo complicado que será considerando las diferencias teológicas y políticas que parecen haberse profundizado en la Iglesia, así como las dificultades financieras que atraviesa. Por eso, creo, su reiterado llamado a la unidad, y a reconocer y cumplir la misión que les corresponde: «Me han llamado para llevar una cruz y para ser bendecido con esta misión y quiero que ustedes caminen conmigo porque somos Iglesia, una comunidad que debe anunciar la Buena Nueva».

Una de las cosas que he leído y he escuchado sobre León XIV es que se trata de un papa completo. Se alude a su excelente formación, experiencia y carácter. En sus apariciones y alocuciones recientes ha transmitido firmeza y serenidad, y los testimonios de personas que le conocieron antes, especialmente en nuestro país, lo corroboran.

Mi impresión, coincidiendo con varias otras personas, es que la elección del 267º sumo pontífice de la Iglesia Católica ha recaído en la persona adecuada. No repetiré aquí los datos de su biografía pues creo que ya es harto conocida, solo quiero terminar resumiendo lo dicho por el cardenal Prevost en una entrevista: «Yo pienso que la voz de la Iglesia, comunión de fieles, con los mártires, con la presencia y el testimonio de hombres y mujeres que dan su vida incluso en situaciones de violencia, de guerra, de conflicto, es una voz que ofrece gran esperanza al mundo».

Y cuando el papa León XIV dice que Dios ama a todos y el mal no prevalecerá, es porque está dispuesto a trabajar para que la Iglesia, confiando en el Señor, ofrezca esa esperanza. Que así sea.

 

     
 

Deja una respuesta