El turismo paticojo en Huánuco

Todos coincidimos que el turismo es una de las industrias que menos contamina, que fomenta innumerables puestos de trabajo, que genera progreso y desarrollo para los pueblos en el área de su influencia, entre otras tantas bondades.
En muchos países existen pueblos o ciudades que viven prácticamente del turismo. No miles, sino millones de personas de todo el mundo viajan a esos lugares atraídos por sus grandes museos, sus arquitecturas antiguas y bien conservadas, sus playas paradisíacas, sus paisajes y su naturaleza edénicos, etc., etc. Madrid, Roma, París, Londres, Venecia, en Europa son la mejor evidencia. O Cartagena, Iguazú, Santiago, Buenos Aires, en Sudamérica. El Perú también tiene lo suyo: sin lugar a dudas, Cusco, Arequipa, Piura, Cajamarca, Tarapoto atraen turistas internos y externos.
¡Y Huánuco, qué!
Lamentablemente, nuestra región pese a tener todas las potencialidades para generar un gran flujo turístico, dicho rubro anda cojeando.
Para comenzar nuestra ciudad tiene poco o casi nada para mostrar. No tenemos, por ejemplo, un museo donde podría exhibirse para el público nuestra rica y antiquísima historia y cultura. Tenemos remedos de muesos pese a la ingente cantidad de vestigios históricos que están encajonados en algún lugar. Es patético que ni siquiera se pueda construir un espacio en donde ubicar a uno de los iconos más importantes de nuestra larga historia: las Manos Cruzadas que, según dicen, está bajo recaudo de un museo en Lima. Este simple hecho es imperdonable. A estas alturas en nuestra ciudad ya debería haberse construido un imponente museo que muestre toda nuestra grandeza a los visitantes que llegarían ávidos por conocer nuestro pasado.
Por la incuria de la gente y de las autoridades las grandes casas haciendas de antaño, que hoy servirían como destinos turísticos, han sido abandonados y destruidos en alianza con el tiempo irreversible. Por ejemplo, la capilla de Huayupampa, lugar relevante en la historia libertaria del país, se cae a pedazos. En este caso, es bueno destacar que un puñado de vecinos generosos y amantes de Huánuco hacen esfuerzos denodados para recaudar fondos y reconstruir ese espacio de historia huanuqueña, ante la ceguera de los que, perentoriamente, ostentan algún poder.
Estoy convencido que Huánuco supera con creces en riqueza turística a muchas regiones del país. Y lo digo sin falsos chauvinismos ni regionalismos trasnochados. Y tengo el convencimiento de que con mucho esfuerzo, mucha inversión y desarrollando planes serios y solventes, a futuro llegaríamos a ser una verdadera potencia turística.
Algunas provincias nuestras, es el caso de Leoncio Prado y su capital Tingo María, en buena hora, están sacando amplia ventaja aprovechando su belleza paisajística. Lagunas en medio de montañas exuberantes de bosques, cascadas que se precipitan con aguas frías y cristalinas, cavernas y ríos subterráneos que se formaron en el inicio de los tiempos, atraen amiles de visitantes, generando recursos a los pobladores de la zona.
Me apena mucho, por ejemplo, que provincias como Yarowilca, Lauricocha, Dos de Mayo y Huamalíes, teniendo legados impresionantes no sepan aprovecharlos. Estos pueblos no son ricos, sino riquísimos en vestigios arqueológicos. Poseen abundantes recursos que ya quisieran tener otras regiones. Lamentablemente, no están siendo «explotados» para generar turismo, esa «industria sin chimeneas».
Podría, verbigracia, potenciarse un recorrido o circuito turístico con un itinerario que partiendo de nuestra ciudad pase por Kotosh (sitio arqueológico fundamental para entender la historia peruana); luego, llegaría al pueblo de Ayapiteg, donde se mostraría la imponente formación pétrea conocida como Llacshawuarina o Corona del Inca. Y más adelante (los expertos en el rubro tienen la palabra) se adentrarían a los misterios de Garu, para contemplar una de las ciudades preíncas más soberbias que aún se mantiene en pie.
Y siguiendo la ruta trazada por el Marañón, los turistas del mundo tendrían la oportunidad de conocer Piruro, Japallán y tantos y tantos lugares dispersados en ambas márgenes de este río que domina y moldea la belleza geográfica de estos espacios.
Incluyo estos nombres solo de manera referencial, pues existen en toda el área andina de Huánuco innumerables lugares a donde pueden llevarse turistas ávidos por conocer y disfrutar de su paisaje, su arqueología, su comida, etc. Ojalá un día (espero que no sea muy lejano) autoridades sensibles y ciudadanos comprometidos por el desarrollo de sus pueblos, unan esfuerzos para dar a conocer al planeta entero toda la grandeza que forjaron nuestros antepasados, comenzando, tal vez, por el Hombre de Lauricocha, el primer huanuqueño universal.
Huánuco, 2 de junio de 2024.