Fiestas de promoción, entre valores y desvalores
Estamos próximo a culminar el año escolar 2024. Tras largos meses de aprendizaje, de desarrollar capacidades y competencias, los alumnos se tomarán dos meses de vacaciones para retornar el próximo año al colegio, a seguir educándose día a día, para seguir construyéndose como ciudadanos de bien bajo la dirección de los docentes y apoyo de sus padres. Sin embargo, junto a esa culminación del año académico habrá quienes estén de promoción: niños de cinco años de inicial, los del sexto grado de primaria y los del quinto año de secundaria.
Antes de concluir sus estudios, celebrarán su despedida en una ceremonia solemne en el colegio o en algún lugar que rentarán para la «fiesta de promoción».
Esta fiesta es lo que trae consigo ciertos puntos al debate. Habrá quienes no participen ya sea por cuestiones económicas, religiosas o sociales; habrá quienes celebren a lo grande, por tradición más que por cuestiones académicas; de la misma manera, habrá quienes a pesar de ocupar los primeros lugares lo celebren con moderación y estilo; también estarán los que, pese a haber descuidado sus estudios y ocupado los últimos puestos, celebrarán como si hubieran sido los mejores; pero el meollo del asunto no esta ahí, sino en que en estas ceremonias de promoción se pone a prueba —si es cierto o no— todo lo que sé enseñó en las aulas escolares y en el hogar.
A los estudiantes se les enseña principios y valores, como el respeto a sí mismos y hacia los demás, respeto a su cuerpo. Se les enseña que uno de los riesgos que enfrentan los adolescentes es el consumo de alcohol; se les educa ante una discrepancia hay alternativas de solución de conflictos; sin embargo, muchas de estas enseñanzas serán tiradas al tacho en estas celebraciones (no en todas las ceremonias por supuesto, pero sí en una gran mayoría de casos como observamos año tras año). En esas fiestas vamos a ver alcohol en abundancia, apilonado en cajas, demostrando quién toma más; va haber faltas de respeto, peleas entre escolares, peleas entre padres de familia; uno que otro invitado, bajo los efectos del licor, va a protagonizar peleas dando todo un espectáculo bochornoso; en algunas de esas grescas estarán docentes y alumnos en un espectáculo de desvalores, olvidando todo lo que se enseñó por años, mancillando la educación del país ya venida abajo por culpa de algunos malos docentes.
Por ello, a través de la tecnología, demos un vistazo al mundo y observemos cómo celebran la ceremonia de promoción en Japón. Empezando por los párvulos y terminando en los colegios, las ceremonias de graduación son actos solemnes con los protagonistas, sus familiares y profesores, formalmente vestidos; casi todos los pasos ensayados al milímetro, son actos casi litúrgicos.
Como en toda celebración hay un discurso de apertura y de cierre de las autoridades educativas; pero lo más significante para los estudiantes son los discursos y canciones de los graduados. Puede parecer peculiar, pero cada vez que se da un discurso todos los asistentes se levantan, hacen una reverencia al orador y se sientan de nuevo, a fin de mostrar su respeto. Para conmemorar la graduación, los estudiantes de grados inferiores les regalan flores y les preparan un tablón con los mejores mensajes de felicitación a los graduados. Además, los profesores también participan y dejan sus mensajes de éxito; así mismo, se realizan semblanzas de la vida de los estudiantes desde que llegaron hasta su partida. Esta ceremonia está excluida de bebidas alcohólicas, en cumplimiento de la ley, ya que allí está prohibido beber o fumar si eres menor de 20 años; además, está prohibido consumir bebidas alcohólicas en centros educativos. Lo mismo que en los Estados Unidos donde arrestan a los menores de edad si los encuentran bebiendo o en posesión de bebidas alcohólicas. Luego, pueden se multados y hasta internados en centros de rehabilitación estudiantil, demostrando que en esos países las leyes se cumplen.
Qué lejos estamos de igualar a sistemas educativos de esos países; por el contrario, estas fechas de promoción serán para la gran mayoría motivo para incumplir leyes; por ejemplo, el artículo 5 de la ley 28681 tipifica que está prohibida la venta de bebidas alcohólicas a menores de 18 años, está prohibida la venta, distribución y consumo de las mismas en instalaciones educativas públicas o privadas. El inciso h) del artículo 24 del Código de Los Niños y Adolescentes, establece como deber de los menores de edad, no consumir sustancias dañinas para su salud, como el alcohol.
Con ese mal ejemplo desde las ceremonias escolares es cómo se forja una sociedad fallida.
Aspiremos a construir otra sociedad más educada, más humana y próspera excluyendo los flagelos sociales que nos aquejan.