Hora de apostar en serio por el turismo huanuqueño
Walter Zumarán
Huánuco tiene todo para destacar en el turismo, pero aún falta el apoyo decidido de nuestras autoridades. Con una buena promoción y mejor infraestructura, nuestro departamento puede convertirse en un destino líder del país.
Si hay algo que queda claro para los que estudiamos la realidad de nuestro departamento, es que el desarrollo económico sostenible de Huánuco se basa en dos fortalezas naturales que aún no se han desarrollado al máximo de su potencial: la agricultura y el turismo.
En lo que respecta al turismo, Huánuco tiene de todo: historia preincaica, inca, colonial y republicana. Tenemos la bella Amazonía, impresionantes cascadas, imponentes montañas y lagos. Tenemos incluso nuestra cultura viva: costumbres, tradiciones y bailes. El potencial está ahí. ¿Qué nos hace falta para desarrollarlo?
Gracias a la habilitación de la ruta vía Canta —un logro que debemos reconocer—, Huánuco está ahora tan cerca de Lima como lo está Huaraz. Y a pesar de que toda comparación sea odiosa, las cifras no mienten: en 2024, Huánuco recibió 212 mil visitantes de Lima, mientras que Áncash recibió 335 mil. La diferencia es aún más lapidaria en el turismo extranjero: apenas 5 mil turistas internacionales llegaron a Huánuco, mientras que a Áncash, 51 mil. ¡Diez veces más!
Cuando el turista llega a Huaraz, le esperan gran variedad de hoteles: desde los más económicos hasta los más opulentos. Tiene restaurantes y bares para todos los gustos y presupuestos. Cuenta con una amplia variedad de tours, tanto en español como en inglés. Cosas que Huánuco no tiene.
Y a pesar de los planes y las promesas que se cumplen pocas veces bien, y muchas veces tarde o nunca, el turismo en Huánuco avanza principalmente (hay que reconocerlo) gracias al empuje de los operadores turísticos locales. Muchas veces incluso sin el apoyo institucional que sí reciben sus colegas en otras regiones.
Entonces, ¿Qué hacer? Dos cosas, básicamente: Primero, fomentar el interés del turista nacional y extranjero en visitar Huánuco. Y segundo, desarrollar el potencial turístico de nuestro departamento. O como dirían los economistas: incrementar tanto la demanda como la oferta turística. Y si bien los propios operadores turísticos pueden dar pasos al respecto, es justo y necesario que la iniciativa la tomen nuestras propias autoridades.
Lo primero es más sencillo porque solamente tenemos que utilizar lo que ya existe y vender nuestro producto: Crear campañas de promoción turística tanto en las principales ciudades del Perú como en el extranjero. Encantar al turista con destinos más allá de la ciudad de Huánuco y de Tingo María, explotando todo el potencial no solo paisajístico sino también histórico y cultural. Porque el turista no llega si no sabe que existimos.
Pero para que los turistas se lleven la mejor impresión de nuestro departamento y así darles la oportunidad de que disfruten mejor de su viaje (lo que se refleja en mayores ingresos para nuestro sector turístico), debemos naturalmente fomentar rutas de acceso idóneas, así como hospedajes y restaurantes de calidad.
Un tema más: Algo de lo que no somos conscientes del todo es del enorme potencial turístico que tiene nuestra zona sur occidental. Hablo aquí de las Provincias de Huamalíes, Dos de Mayo, Yarowilca y Lauricocha. En ninguna otra parte de nuestra región, e incluso me arriesgo a decir de nuestro país (quizás a excepción de Cusco), hay tanta maravilla junta en tan poco espacio: Tantamayo; Huánuco Pampa; baños termales en La Unión, Ripán y Baños; la laguna y las cuevas de Lauricocha; Garu; la Corona del Inca… y estoy hablando solo de los más conocidos. ¿Qué estamos esperando para explotar este enorme potencial turístico, partiendo tanto desde Huánuco como incluso atrayendo a los turistas que llegan a Huaraz?
Como dije al inicio, Huánuco lo tiene todo. Solo hace falta un apoyo planificado de nuestras autoridades que sea ambicioso pero realista. Y, lamentablemente hay que decirlo, que nuestros representantes no solamente prometan sino también destinen recursos económicos y personal idóneos para explotar ese diamante en bruto que es nuestro potencial turístico.