IN MEMÓRIAM

Patricia Castillo Uculmana

Amigos lectores, un buen tiempo ha pasado ya desde que escribía en los diarios y revistas, y ahora me encuentro nuevamente ante ustedes para compartir algunas líneas, opiniones, comentarios, análisis, etc., gracias a la invitación de este diario.

Nunca se nos hubiera pasado por la cabeza que viviríamos algo así, una pandemia mundial. Para muchos todo esto nos resulta irreal todavía, terrorífico, doloroso y muy triste. Pero así fue el 2020 y el este 2021, no pinta mejor.

Desde que comenzó la pandemia de la Covid-19 en la China, la cantidad de fallecidos no son más que cifras de horror. Aproximadamente en el mundo se cuentan con algo más de dos millones de muertes. En nuestro país según cifras oficiales se señala por encima de los cuarenta mil, y otros entendidos afirman que ya pasamos esa cifra hace mucho, pudiendo ser incluso superior a los cien mil. Y en nuestra ciudad, más de mil dos cientos fallecidos. Todas cifras de espanto.

«Nuestras autoridades no entendieron el significado de la descentralización, y siguen pidiendo todo al gobierno central. No hay ideas, aciertos, respeto, dignidad, inteligencia, honor, patriotismo; solo hay ignorancia, hurto, bestialidad, indolencia, odios, venganzas, ambiciones personales, etc. Los presupuestos no se ejecutan, se inflan los gastos y los proyectos se volatizan: no queda nada»

Si bien la primera ola nos cogió, no tan de sorpresa, porque ya veíamos lo que sucedía en el mundo entero y no se hizo nada o muy poco; a esta segunda, ya la esperábamos y tampoco estamos bien preparados. Las dramáticas consecuencias se ven ahora. Si bien los problemas en salud en nuestro país no son recientes, dinero había para hacer grandes cambios, lo que no existía ni existe es la capacidad y honestidad en los cargos. Y si bien esta pandemia sobrepasó al sistema sanitario del mundo entero, nuestras autoridades debían intentar hacer todo lo que esté a su alcance y más. Para eso quisieron ocupar cargo. Su actitud ha sido más bien criminal, exponiendo a profesionales de la salud y población en general.

Hasta ahora no se entregan los hospitales tan necesarios para afrontar a esta enfermedad, no hay oxígeno tal como se prometió, ni medicamentos, etc. Toda esta gran desidia tendrá que ser juzgada en su momento, esperemos que no sea tan larga la espera y archivada, después.

Nuestras autoridades no entendieron el significado de la descentralización, y siguen pidiendo todo al gobierno central. No hay ideas, aciertos, respeto, dignidad, inteligencia, honor, patriotismo; solo hay ignorancia, hurto, bestialidad, indolencia, odios, venganzas, ambiciones personales, etc. Los presupuestos no se ejecutan, se inflan los gastos y los proyectos se volatizan: no queda nada.

Lo cierto es que desde la primera ola a esta que inicia, se ha ido mucha gente conocida y desconocida. Para todos ellos nuestro pesar y a sus familias nuestro más sentido pésame. No hay muerte menos importante que otra, todos son importantes para sus familias. De ahí que nos mueva a escribir estas líneas, pidiendo a la Municipalidad y municipalidades, Gobierno Regional y toda institución que se considere humanista, rendir un homenaje a todos los caídos en esta pandemia. No se ha hecho nada al respecto.

Izar las banderas a media asta como signo de duelo, por un día o hasta que la pandemia esté controlada, porque cada día muere gente, y porque esto no ha terminado. Y porque muchos sufren. Si bien hay quienes por necesidad, obligación, trabajo, etc., se exponen y arriesgan sus vidas diariamente, y otros que continúan como siempre, sin miedo, sin cuidado y sin respeto por los demás, a veces por confianza, negligencia, ignorancia o simplemente porque así es nuestra idiosincracia; incluso con esta actitud, merecen ser reconocidos, porque muchos todavía podían dar y hacer más en esta vida. Y porque el respeto se lo merecen todos, y las autoridades deben dar ese ejemplo, no solo la fría indolencia. Es por ello que pedimos un homenaje para todos los caídos en esta pandemia.

Y para terminar, sería injusto dejar de mencionar, valorar y agradecer el trabajo de algunos alcaldes y algunas autoridades de provincias y distritos menores, a quienes se les vio preocupados, viajando a Lima para hacerle frente a esta pandemia con medicamentos; de igual modo a la iglesia que entregó algunos concentradores, entre otros; al sector privado e instituciones que con el apoyo de los ciudadanos han logrado comprar plantas de oxígeno; a diversos profesionales que le ponen empeño en encontrar soluciones; a la población por su tesón, preocupación y apoyo cuando se le solicita. Pedirles a todos, unión y a no cejar en esta difícil tarea, que todavía la pandemia no ha terminado.

     
 

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