Juan Acevedo, historietista y docente

Germán Vargas Farías

Cuando me comuniqué con él, la primera vez, ya lo conocía. No directa y personalmente, sino a través de algunas de sus obras. Paco Yunque: historieta basada en el cuento de César Vallejo, Luchín Gonzáles, Túpac Amaru, y había seguido publicaciones suyas en varios diarios y revistas en un tiempo que adquirirlos y leerlos era una práctica cuasi religiosa para mí.

Creía que era un deber estar bien informado, y me parecía razonable utilizar mi escaso dinero en comprar periódicos como El diario de Marka, El Observador, El Comercio, los fines de semana, y trataba de no perderme las ediciones de Monos y Monadas, Marka, la Revista SI y su suplemento ¡NO!, entre otras.

Bueno, pues, les decía que cuando hablé con él ya sabía que se habían referido de Juan Acevedo como el más grande historietista peruano, como un artista muy reconocido en nuestro país y a nivel internacional, y un gran maestro de la historieta cuya vocación docente le permitía, además de crearlas, enseñar a hacerlas.

Le llamé porque se me ocurrió que había que contar, y denunciar, de modo sencillo y que pudiera llegar a chicas y chicos, lo ocurrido con una niña de 14 años detenida arbitrariamente en noviembre de 2020 tras participar en una marcha pacífica contra el golpe de Estado perpetrado por Manuel Merino y la mayoría del Congreso. Había leído una entrevista en la que sostenía que la historieta, al ser impresa, permite una lectura más descansada, volver sobre sus páginas, y llevarla a cualquier lugar, portarla, porque es muy cómoda. Eso es lo que quería.

«Se habían referido de Juan Acevedo como el más grande historietista peruano, como un artista muy reconocido en nuestro país y a nivel internacional, y un gran maestro de la historieta cuya vocación docente le permitía, además de crearlas, enseñar a hacerlas»

Una amiga me facilitó su número de teléfono, y pensé que no perdía nada intentándolo. Lo que pasó entonces, lo he contado recientemente, me confirmaron otras cosas que también se decía —dice— de Juan. Amable, sencillo, apasionado por su trabajo y, algo que empecé a disfrutar en esa ocasión, un muy buen conversador. Conversamos casi una hora, incluso de disciplina positiva en la crianza cotidiana, y de derechos de las niñas, niños y adolescentes, y me sorprendí siendo yo el que terminara nuestra plática pues, lamentablemente, debía atender otro compromiso.

Huelga decir que aceptó la propuesta, y desde esa historieta basada en hechos reales y en el testimonio de una niña que había salido a marchar con su madre y su hermana ejerciendo su derecho a la protesta pacífica porque creía que al hacerlo estaba luchando por un país mejor, nace EMMA y el derecho a la protesta. Luego siguió EMMA y el derecho a la educación, a propósito de una ley que es un atentado contra el derecho de las niñas, niños y adolescentes a una educación de calidad y libre de prejuicios; y a inicios de este año se imprimió EMMA y el derecho a la verdad, para informar, y denunciar, el uso de la fuerza letal y la represión indiscriminada de la policía y las fuerzas armadas que entre diciembre 2022 y marzo 2023 provocó la muerte de 50 personas, entre ellas 7 adolescentes.

Juan Acevedo Fernández de Paredes, historietista cuyo personaje más emblemático es “El Cuy”, ha ratificado su compromiso a la causa de los derechos de los niños, niñas y adolescentes ofreciendo su talento en la creación de un nuevo personaje, EMMA, que es una adolescente de 15 años que aspira, y está dispuesta a luchar para que sus congéneres puedan disfrutar de una vida plena y sin violencia, con servicios de salud y educación del más alto nivel posible, y libres de discriminación o cualquier otra afectación a sus derechos.

Ayer, comentando lo bien que nos fue durante la presentación de EMMA y el derecho a la verdad que realizamos el primer día de este mes, me decía Juan que ya estaba esperando involucrarse en un nuevo capítulo de la historieta, que podría ser sobre el derecho de las niñas y los niños a la libertad, a la justicia, a decidir su destino, pues se trata de una población a la que es urgente escuchar, y con quienes debemos dialogar.

Me decía, también, que rejuvenecemos cuando trabajamos con chicas y chicos en una historieta que plasma sus expectativas e inquietudes, y es verdad porque en la experiencia de creación colectiva que hemos tenido nos han contagiado su esperanza.

     
 

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