La vitalidad del léxico en el texto escrito

Según Joan Conominas, lingüista y filólogo español, la palabra texto viene del latín «textum» que significa tejido y se registra en el idioma español hacia el año 1335. Sin embargo, su etimología antecede al año 1220 con el verbo «tejer» del latín «texere», que significa: «Formar en el telar la tela con la trama y la urdimbre»; y «Entrelazar hilos, cordones, espartos, etc., para formar telas, trencillas, esteras u otras cosas semejantes». Significa que, la palabra de nuestro interés, «texto», deriva del significado originario en la palabra «tejer». Entonces, etimológicamente, texto se entendería como una tejedura armónica de palabras. No una simple sucesión de palabras, sino un complejo entramado lingüístico. Luego de ello, recién se conceptuaría como «Enunciado o conjunto coherente de enunciados orales o escritos» (RAE).
En este escenario, a continuación exploraremos las palabras, vocabulario o léxico del que se componen los textos de lectura. Así, el vocabulario aparece en el texto escrito con diferentes registros en los niveles del lenguaje. Y ello, procedemos a explicitar en las siguientes líneas.
En primera instancia, revisemos los niveles del lenguaje y sus registros correspondientes. Al respecto, es necesario entender que se habla o escribe de acuerdo al público o contexto comunicativo al que te diriges. Así, resulta diferente utilizar el léxico para conversar con un grupo de amigos o exponer en un auditorio para una sustentación de tesis. En el plano escrito, sucede lo mismo, no se utiliza el mismo vocabulario para escribir un WhatsApp a un amigo que para escribir un informe final para una tesis. Por lo tanto, las palabras o léxico que se utilizan dependerán del contexto comunicativo; e incluso de las capacidades lingüísticas de los oyentes o los lectores. A estos rasgos descritos, se les denomina los niveles del lenguaje y es, como ejemplificamos, el grado de corrección de la lengua que utilizamos en cada situación comunicativa.
Ahora bien, veamos los tres niveles del lenguaje, los cuales son: superestándar, estándar y subestándar. El superestándar es el nivel más alto de la formalidad de uso del léxico en la corrección de un idioma. Se le considera el nivel culto, pues es la sofisticación del uso del vocabulario en un texto. Los registros que se encuentran en este nivel son: la lengua culta, académica y poética. Veamos una lista de siete vocablos cultos, a modo de ejemplo, presentes en este nivel: atónito, famélico, mácula, frígido, ínsula, áncora, vindicar. Ahora, construyamos una oración haciendo uso de un vocablo culto. Por ejemplo: «Todos los ornitólogos permanecieron con la mirada atónita al ver el polluelo de cóndor andino por primera vez».
El segundo nivel en jerarquía es el nivel estándar, el cual implica el uso formal, adecuado y correcto del vocabulario en el idioma, sin sofisticar su uso. Se podría mencionar que este es el modelo o prototipo de uso del léxico en una lengua dentro de la formalidad lingüística. Un registro que se ubica en este nivel es el coloquial. Veamos la lista de siete palabras anteriormente mencionadas, pero en su equivalente estándar, presentadas en el mismo orden del párrafo anterior: asombrado, hambriento, mancha, frío, isla, ancla, vengar. Copiemos también el equivalente de la oración del modelo anterior con el léxico estándar: «Todos los investigadores quedaron con la mirada asombrada al ver la cría de cóndor por primera vez.»
El tercer nivel del lenguaje es el subestándar. A diferencia de los dos niveles anteriores, en este punto, el uso de léxico es informal, inadecuado, simple e incluso atenta contra las normas del buen uso del idioma. En sus registros encontramos la lengua popular y vulgar. Dejamos como tarea a todos los lectores reemplazar las siete palabras citadas anteriormente con su equivalente popular o vulgar. Así como la construcción de la oración que sirvió para ejemplificar el uso de los vocablos cultos y estándares, respectivamente.
Como podemos notar, el uso del léxico es diferente según el nivel de lenguaje. Veamos que: atónito, asombrado y lelo (opa), representan el mismo significado de «Pasmado o espantado de un objeto o suceso raro». Sin embargo, el uso de estas palabras varía según el contexto comunicativo y la intención del hablante o escritor. Así, el primero (atónito) es superestándar, el segundo (asombrado) es estándar; y el tercero (lelo) es subestándar.
En conclusión, podríamos determinar que es esencial en la lectura de un texto escrito reconocer los registros lingüísticos y los niveles del lenguaje (superestándar, estándar y subestándar) dentro del texto. Esto permite al lector no solo ampliar su vocabulario personal, sino también tener mayor amplitud y fluidez en la comprensión de la lectura del texto. Dicho esto, recomendamos a los lectores detenerse a realizar anotaciones, a modo de glosa, de las palabras nuevas que encuentren en la lectura de un texto y realizar un breve estudio, con un diccionario en mano, para enriquecer su léxico y su cultural como lectores responsables.