Tarde de declamación

Son las tres y treinta de la tarde, Samuel Cardich, Andrés Jara, Isaac Espinoza y este escriba esperamos que inicie el II Concurso de Declamación Sentimiento Enciniano y el final de la «II Feria del libro». El director del colegio, el profesor Limber Rivera, quien tiene publicados algunos libros y folletos sobre Historia de Huánuco, nos da la bienvenida y agradece a los padres de familia por apoyar a sus hijos en dicho evento. Volteo la vista, y no, desde luego, para mirar el camino que he recorrido, y veo que el auditorio está lleno de asistentes que están ansiosos de escuchar declamar a los participantes.
La profesora encargada de dirigir el programa anuncia la presentación del Círculo de Poesía Coral, cinco adolescentes, bien presentables, ingresan al centro del auditorio y, a voz en cuello, declaman versos con gran maestría. Termina su presentación, y la maestra de ceremonias nos aclara que ninguno de los integrantes de dicho circulo compiten en esa jornada. Luego llaman al primer participante de la categoría “A”, su nombre es Thiago López Brioso, un niño de cuatro años. Saluda a todos los presentes y, con una memoria digna de ser aplaudida, declama un poema de una cartilla entera. No tiene problemas de pronunciación, se mueve de un lado a otro en el escenario, imposta como un experto y, al terminar, es reconocido por el aplauso de los presentes.
El primer participante ha demostrado que será una tarea difícil para cada uno de los jurados. Detrás de él pasan otros niños, disfrazados según la temática de los poemas declamados, lo que hace aún más especial esta tarde poética. Ninguno quiere quedarse atrás. Para nosotros todos son ganadores.
Se nos acerca la profesora Ángela, nos entrega los fólderes donde se incluye la hoja de evaluación y el poema a ser declamado. Todo se desarrolla sistemáticamente. La coordinadora del colegio, la profesora Marlene Salas Portugal, camina de un lado a otro. Observa con sus ojitos de lechuza que todo se desarrolle como seguramente ella lo ha pensado. Y sí, todo sale bien. Termina la primera categoría y continúa la “B”, “C”, “D” y “E”. Los adolescentes demuestran que conocen el oficio de declamar, disfrutan los versos que salen de sus bocas. Los presentes aplauden y las barras de los salones apoyan a los concursantes. No quiero que acabe, mi espíritu está más que extasiado.
Se menciona a los ganadores de las diferentes categorías. Un niño detrás de nosotros llora. Su madre lo consuela. Nos invitan para tomarnos fotos. Una niña que es fan de Samuel le pide una fotografía. Se ve en sus ojos la felicidad por estar junto a su escritor favorito.
Llegó la hora de bajar del auditorio al primer piso. Somos acompañados por profesores, quienes nos conversan de diferentes temas. En el patio, colas de alumnos nos esperan para firmar las dedicatorias en los libros que han leído. Uno a uno se nos acercan. Nos dicen su nombre o el de la persona para quien va dedicado el libro. La noche se siente en su plenitud y el patio del colegio Encinas va quedándose solo. Algunas profesoras se despiden satisfechas después de haber cumplido con su misión.
El director se nos acerca y nos invita a cenar, salimos silenciosos y las paredes de dicha institución quedan marcadas por las voces de Sisa Campos, Ariana Alvarado, Amir Cory, Mathias Cruz, Amy Malpartida, Dariana Sotelo, Cristhofer Hernández, Jhodfer Herrera, Diego Rojas. Las de los ganadores del concurso y las de todos los niños y adolescentes que ese día participaron demostrando a este mundo que no solo de tiktok se puede vivir, sino también de este bendito arte que es declamar.
Las Pampas, 26 de setiembre de 2023