Tres formas de agradecimiento

Con la llegada de los conquistadores ibéricos, el español, como lengua, ha ido ganando espacios hasta convertirse en dominante en todos los territorios en donde ejercían poder, quitándole espacios a las lenguas con que se comunicaban los antiguos peruanos: al aimara, al puquina, pero especialmente al quechua.
De hecho, el quechua, por ejemplo, no ha desaparecido y ha logrado mantenerse en importantes bolsones lingüísticos, especialmente en Los Andes; en otros lugares pervive a manera de substrato configurando un español «andino» muy particular tanto en su léxico, su fonética y hasta en su sintaxis.
En ese contexto, siempre me ha llamado la atención de mi vasta parentela en la que predominaban los quechuañolhablantes (sobre todo en aquellos que tuvieron al quechua como primera lengua y al español, como segunda) la pronunciación de algunas palabras o frases que en su momento me parecían provenientes del quechua, pero que mejor analizados, son extrañas construcciones que provienen del español e, incluso, del latín. Esto se explica por la fuerte influencia cultural, idiomática, religiosa, etc. desde los lejanos primeros momentos de la conquista. Aquí van algunos ejemplos.
UNO: Diusulpá
Siempre me ha llamado la atención esta «palabrita» pues, como lo dije, lo escuché desde mi niñez no solo a mi madre, sino también a parientes y amistades cercanas que vivían en comunidades distantes, en donde el quechua era predominante. «Diusulpa, taita», «diusullpá, compadre», eran frases harto repetidas, de manera especial cuando se quería agradecer algún acto a favor propio.
En realidad «diusulpá» y en algunos casos «diusullpá» es una forma contracta de la frase en español, que se traduciría como «Dios se lo pague». Se utilizaba (todavía se utiliza en menor medida) cuando el emisor quería agradecer el favor que ha recibido, el apoyo del que fue beneficiado, el servicio obtenido. En esta rara «palabra» hay en el fondo una alta dosis de agradecimiento hacia la segunda persona. Agradecer, es una forma de civilidad, expresa educación y ayuda a la buena convivencia. Ya quisiéramos que todos sepan agradecer la actitud de un prójimo hacia el otro. Nos iría mejor en esta vida.
DOS: Purrlavirgen
Es otra de las «palabras» que al escucharla en boca de los hablantes cercanos a mi entorno me ponía de vuelta y media. Cuando era niño asumía que provenía del quechua, pues eran los quechuahablantes quienes lo pronunciaban. Más tarde me di cuenta de que es otra «palabra» que provenía del español y que tenía una fortísima influencia religiosa. «Purrlavirgen», así con la «rr» fricativa (una erre fuerte propia de la pronunciación del español en los pueblos andinos) es también otra contracción de la frase española «por la virgen».
A diferencia de la palabra anterior que empleaban de manera indistinta personas del género masculino o femenino, «purrlavirgen» era utilizada mayoritariamente por las mujeres. Es un léxico casi exclusivo de ellas, sobre todo, cuando querían pedir un favor. Expresa siempre un ruego profundo, superlativo. «Purrlavirgen, doctorcito, sáname a mi hijo, pues». «Cómprame, pues, mamita, mis camotes, purrlavirgen».
«Purrlavirgen» es una «palabra» que, creo, está en franca desaparición, pues ya no lo escucho con frecuencia. Hay que ir a las comunidades campesinas al norte de Huánuco como Pomacucho, Tambogán, Pagcha, Papahuasi para oírlas en boca de las comuneras. Incluso allí no es fácil percibirlo ya que el español y ciertos comportamientos culturales hacen que su uso sea poco habitual.
TRES: Deogracia
Esta palabra era empleada cuando alguien llegaba a la casa de parientes o conocidos que vivían en los páramos alejados o al costado de los cultivos. Entonces, el visitante llamaba desde lejos tal vez para no ser mordido por los perros o para anunciar su llegada. «Deogracia», «deograciaaaaa», «deograciaaaaaaaaaa». Entonces, los de la casa salían apresurados para recibir al visitante. Ya bajo el amparo del techo acogedor se armaba una interesante charla de ida y vuelta.
«Deogracia», no hay duda, proviene del latín «Teo cratias» que significa «gracias a Dios». Es probable que fue la iglesia y los curas de los tiempos idos los que impusieron esta forma de presentarse. Acaso en sus púlpitos peroraban la forma adecuada de invocar a Dios cuando se llegaba a casas conocidas o desconocidas. Era también una forma de hacer saber a los otros de que quien llegaba era un cristiano con buenas intenciones.
Huánuco, 16 de marzo de 2025.