De poderoso a recluso
De un tiempo a esta parte los peruanos observamos a personas con alguna cuota de poder en el país convertirse en reclusos o prófugos de la justicia, a causa de involucrarse en actos de corrupción.
En marzo de este año, los habitantes de Huánuco conocimos de la decisión de un juez de ordenar la prisión preventiva por 18 meses del gobernador regional Juan Alvarado, a causa de supuestas irregularidades en la compra de 7 995 laptops para profesores. Desde entonces, quien era hasta ese día la máxima autoridad del departamento se encuentra en la clandestinidad y a salto de mata.
Y por estos días, asistimos a la revelación de testimonios que involucran a la esposa y cuñados del presidente de la república, Pedro Castillo, en supuestas irregularidades en la adjudicación de obras públicas en el distrito de Anguía, Cajamarca.
Mañana, se realizará la audiencia reprogramada en la que se resolverá el pedido de prisión preventiva de la cuñada-hija del presidente, Yenifer Paredes, y el miércoles del alcalde de Anguía, José Medina.
Las investigaciones podrían alcanzar a la primera dama, sobre la que también podría dictarse prisión preventiva, pues ella no goza de la inmunidad que sí tiene el presidente.
El caso es que sorprende que quienes están accediendo al poder lo hagan para forjarse la llave de la celda que los acogerá por abusar el poder confiado por el pueblo. Qué sentido tiene pasar de poderoso a recluso.