Plan de mantenimiento
El caso del puente de acceso al centro arqueológico de Kotosh debería llevar a las autoridades a elaborar un inventario de la situación de la infraestructura pública y, luego, un plan de intervención para evitar situaciones extremas como las que ahora no solo impiden a las personas llegar hasta el Templo de las Manos Cruzadas, sino que generan pérdidas económicas a operadores turísticos, artesanos, transportistas…, en resumen, a la ciudad.
La falta del mantenimiento periódico a puesto al puente colgante de Kotosh en una situación de alto riesgo que ha motivado que personal de Defensa Civil disponga su cierre al paso de personas.
Pero como esa infraestructura hay muchas otras que no reciben mantenimiento. Una de ellas es por ejemplo la Plaza de Armas de la ciudad de Huánuco, cuyo piso de mármol cada día tiene más grietas. A pesar que quienes administran la ciudad transitan por ahí, ese atractivo de la ciudad también es víctima de la indiferencia. El puente Calicanto y el puente Tingo son otras dos infraestructuras públicas —y también atractivos turísticos de la ciudad— que no reciben mantenimiento.
Esa inoperancia tiene, a la larga, un alto costo para la ciudad, como pasa ahora con Kotosh. Aquí también es mejor prevenir.
El alcalde Antonio Jara bien podría liderar una mesa de trabajo multisectorial para planificar y atender la infraestructura pública, más aún si es un atractivo turístico.