Sin justificación

El incidente de violencia en contra del gobernador regional, Antonio Pulgar, en la ciudad de Tingo María no puede justificarse bajo ninguna forma; mucho menos por parte de quienes dicen defender la democracia, de defender al pueblo o de buscar justicia.

En la historia reciente del país está lo peligroso que puede ser activar la violencia como opción para resolver las diferencias políticas. Ahí está el derramamiento de sangre y el empobrecimiento del país por parte de Sendero Luminoso y del MRTA para testimoniar lo nociva que es la violencia en la política.

Todos tenemos consagrado el derecho a expresarnos libremente en contra de una autoridad o de alguna acción de esta; pero, no a ejercer violencia contra ella.

Cuando el grupo de personas se apostó frente a la Municipalidad Provincial de Leoncio Prado para protestar a viva voz y con carteles en contra de una decisión de las autoridades que consideran los podía perjudicar, estaban ejerciendo su legítimo derecho y activando un mecanismo que se permite en democracia para ser escuchados por las autoridades.

Pero, cuando se busca agredir a la autoridad en turba, se desnaturaliza ese derecho y se desvirtúa la democracia para pretender instalar un acto de barbarie: el linchamiento.

Ante los descontentos contra el gobernador regional y cualquier otra autoridad que se activen los mecanismos que permite la democracia: la crítica, la protesta pacífica, la denuncia…; pero, nunca la violencia.

     
 

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