Después de las lluvias

Mi padre que conocía bien los vaivenes de la naturaleza siempre enfatizaba de que en la larga temporada de lluvias, el mes de marzo era el más peligroso, el más dañino. «A marzo le tengo miedo. En marzo llueve días enteros, en marzo el río crece como nunca, en marzo se tapan los caminos. Marzo es muy peligroso y debemos estar alertas», decía él que había sabido convivir, aunque no siempre, en armonía con las fuerzas naturales. «Marzo es marzo», enfatizaba como para que no queden dudas.