Autoridades demoran 13 horas en levantar cadáver en Llicua

Trece largas horas demoraron las autoridades para levantar el cadáver de un varón que falleció en su vivienda en Llicua, Amarilis, por causas aún no precisadas. Mientras la Fiscalía aducía que no le correspondía realizar la diligencia porque el cadáver no tenía signos de violencia, personal de Salud alegaba que no lo haría porque no tenía diagnóstico de covid-19.

Recién cuando los vecinos amenazaron con sacar el cadáver y dejarlo en la vía pública, llegó personal de Salud para la diligencia.  

La muerte de Carlos Jara Quispe de 59 años de edad habría ocurrido el martes 16 de junio, pero sus vecinos recién lo notaron a las 3 de la tarde del viernes.

“El cadáver lleva dos días en la casa, ya está emanando gases y líquidos”, dijo un vecino de la quinta de la calle Las Flores en Llicua.

Alfonso Montoya, dueño de la vivienda, relató que Carlos fue al centro de salud Perú Corea el martes por la mañana por una incomodidad renal, regresó a la quinta y no volvió a abrir la puerta de la habitación que ocupaba. 

“Tuvimos que forzar la puerta para ingresar”, relató otro vecino.

A pesar que desde las 3 de la tarde del viernes avisaron a las autoridades de la muerte, recién a las 4 de la madrugada de hoy retiraron el cadáver de la vivienda.

Los primeros en llegar a la calle las Flores fueron los efectivos de la División de Investigación Criminal y luego un fiscal de la Primera Fiscalía Provincial Penal Corporativa de Huánuco que corroboró que el cuerpo no presentaba signos de criminalidad.

Fiscal y policías concluyeron que no les correspondía realizar la diligencia de levantamiento de cadáver.

A través del celular, un personal del Comando COVID le habría dicho al fiscal que no les correspondía retirar el cadáver porque no tenía diagnóstico de covid-19.

Y mientras las autoridades no se ponían de acuerdo sobre quién retiraba el cadáver de Carlos Jara, sus vecinos perdían la paciencia conforme pasaban las horas.

“Tienen que recogerlo hoy”, exigían.

Al promediar la una de la madrugada, la desesperación llevó a los vecinos a amenazar a los efectivos policiales y fiscal con sacar el cuerpo de la casa y dejarlo en la vía pública. 

Ante la amenaza, llegó el Equipo de recojo de cadáveres COVID al promediar las 3 de la mañana y se llevó el cuerpo de don Carlos a las 4 de la mañana al cementerio Jardines de la Esperanza.

Carlos Jara Quispe que vivía solo, recibía el apoyo de sus vecinos con un plato de comida.

     
 

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