¿Hasta cuándo nuestros niños?

Teresa Chara de los Rios

Escribir sobre la violencia sexual contra las niñas y niños siempre será un tema doloroso y repudiable. No hay ninguna excusa.

El abuso sexual es un delito que se viene cometiendo desde siglos atrás, muchas veces oculto por la propia familia que tienen un sentimiento equivocado de vergüenza, o porque la propia sociedad tolera el abuso sexual infantil, con su indiferencia o mirando detrás de la ventana sin denunciarlo.

Existen diversos estudios que demuestran que la mayoría de los abusadores son hombres entre 80 al 95% de los casos denunciados, son personas heterosexuales que engañan a sus víctimas acercándose a ellos hasta ganarse su confianza. La edad promedio de los niños abusados son de 8 a 12 años de edad. Algunas niñas han quedado embarazadas a temprana edad, asumiendo el embarazo forzado o sometida por sus padres a un aborto clandestino.

Últimamente han ocurrido ataques sexuales a niños pequeños que con las justas llegaban a los 3 años de edad. La pregunta es ¿Cómo una persona adulta puede sentirse atraída sexualmente por niños tan pequeños? ¿cuáles son los factores que determinan la violencia sexual contra los niños? ¿Qué pasa por la mente del violador sexual?

Antes de tratar de responder esas preguntas, considero que el enfoque en el tratamiento de la problemática de violencia sexual hacia los niños que utilizan las diversas instituciones con sus programas de protección a la integridad de los niños, está equivocado.

Centran sus esfuerzos y recursos en informar y sensibilizar a los niños sobre como denunciar si son víctimas de abuso sexual, incluso la ruta de la justicia. A los profesores les enseñan cómo diagnosticar en el aula cuando hay algunos niños que están siendo abusados sexualmente. Siempre el enfoque es hacia la víctima y en el después de ocurrido los hechos, cuando el enfoque debe ser preventivo y evitar que se siga dando más casos de abuso.

Por otro lado, y lo peor de todo, ni siquiera hay la cantidad suficiente de psicólogos contratados que brinden tratamiento a las víctimas de abuso sexual y esto sí que es una importante limitación.

Conozco el caso de una niña abusada sexualmente por una persona conocida, pasó la entrevista psicológica y luego la citaron para dos meses después con el objetivo de iniciar su tratamiento. Llegó la fecha y cuando asistió, la profesional había salido a hacer unas gestiones. Así que tuvieron que reprogramar una nueva cita, cuando en estos casos la atención debe ser inmediatamente después de denunciado el hecho y comenzar el tratamiento con la niña en forma permanente y no cada dos meses. Eso se llama revictimización, es un maltrato de nuestro sistema que va desde la denuncia hasta el tratamiento psicológico.

En una entrevista publicada por Pulzo.com, realizada al psicólogo Leonardo Alberto Rodríguez Cely, doctor en criminología de la Universidad de Castilla La Mancha, éste aseguró «que los estudios denotan que el perfil del abusador sexual comienza a perfilarse desde su infancia».

Manifestó que los niños que son maltratados «empiezan a tener serios problemas desde el punto de vista neurocognitivo» y es ahí donde comienza una serie de problemas de «control de impulsos».

Asimismo, manifestó «que el abusador no aparece de la noche a la mañana y muchos de ellos «están haciendo ‘curso’ desde la adolescencia en temas como la identidad sexual y desde el autocontrol».

Comentó que «un abusador tiene serios problemas para modular y controlar sus impulsos sexuales, por eso, aunque sabe que no debe cometer un abuso sexual, cede a la voluntad.»

«El problema es que no pueden inhibir los impulsos de sexualidad». El doctor agregó que estos son asociados muchas veces al sadismo y a que el niño o la niña sienta dolor: «A mayor dolor, mayor placer para el agresor». Remarcó el Dr. Rodriguez.

No es conveniente enfocarnos solamente en priorizar el castigo a los violadores sexuales. La discusión termina centrándose en si se les sanciona con cadena perpetua o si se les aplica la castración química. Ambos no resuelven el problema de las víctimas que ya fueron abusadas sexualmente. La detección del potencial abusador debe ser desde niños, sobre todo en aquellos como indica el investigador, que no controlan sus impulsos.

No solo es un tema de derechos, sino, sobre todo, es un tema de salud mental, y esa problemática debe ser abordada por nuestras autoridades asignando un importante presupuesto. Nuestro país está enfermo y no lo debemos ignorar.

     
 

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