La cereza
El presidente del Congreso de la República, Alejandro Soto, decidió ayer impedir que los periodistas de cubran la sesión de la Comisión Permanente del Congreso en la que se iba a tratar, entre otros temas, la elección del nuevo contralor general de la república a propuesta del Ejecutivo.
La actitud de Soto es propia de dictaduras, de dictadorzuelos, de autoridades que temen que la prensa ponga en evidencia sus malas artes, sus componendas, sus negociaciones en contra del país y a favor de sus intereses personales o de grupo.
Sabido es que el secretismo es el nido de la corrupción. Ahí están casos como los del dúo Fujimori-Montesinos para atestiguarlo. Los regímenes corruptos siempre han saboteado la labor de la prensa independiente. Ahora, lo hace Soto.
Alguien podrá decir que la sesión fue transmitida por el canal oficial. Sí, pero ese canal no reportará las imágenes que Soto y compañía no quieren que se registren; ni el relacionista público asignado reportará los incidentes que su jefe no quiere que la población conozca. Esa es la diferencia entre la cobertura del medio oficial y del medio de comunicación independiente.
La gestión de Alejandro Soto como presidente del Congreso y como parlamentario está salpicada de indicios de corrupción. Cerrarle la puerta a la prensa es la cereza del pastel de una cuestionada gestión que la historia sabrá juzgar, si no lo hace antes la justicia.