Miseria
La sinvergüencería de este Congreso de la República no tiene límites. No solo se generan gollerías económicas sino también leyes para bloquear la lucha contra la corrupción y evitar así que la justicia los ponga tras las rejas al finalizar sus mandatos o incluso en pleno ejercicio de sus funciones por los evidentes actos de corrupción denunciados y publicados en medios nacionales.
Lo último del Congreso es la licitación de 1.6 millones de soles para un servicio alimentario de lujo. La cifra significa un incremento exponencial en el presupuesto para la alimentación de los parlamentarios. En efecto, hasta ahora el Congreso pagaba 2 millones de soles por tres años por ese servicio. Ahora va a pagar 1.6 millones por 16 meses de servicio porque los congresistas exigen que les sirvan 18 tipos de sándwiches, jugos de frutas frescas de temporada, postres como cheesecakes, trufas y alfajores. También filete de res, pollo o pescado de 130 gramos por porción y chuleta de cerdo de 200 gramos.
Naturalmente que ese banquete lo pagaremos todos los peruanos.
Y claro está que quienes están sentados hoy en el Parlamento no representan al país. Se representan a sí mismos y a sus miserias como seres humanos. Mientras la pobreza se agudiza en el país, la delincuencia arrecia, los desastres naturales golpean a pueblos de la costa, sierra y selva, faltan aulas educativas, ellos están llenándose los bolsillos con gollerías económicas y ahora la boca con suculentos banquetes.