Nada cambia

Que el gabinete Torres haya conseguido esta madrugada el voto de confianza del Congreso de la República con 64 votos a favor, 58 en contra y dos abstenciones, sirve muy poco (o tal vez nada) para alcanzar la estabilidad política que urge en el país en medio de la pandemia de la covid-19 y la guerra en Ucrania, porque ya está en trámite el pedido de vacancia de la Presidencia de la República que ocupa Pedro Castillo.

Dicho de otra forma, dan el voto de confianza al gabinete, pero quieren sacar de Palacio de Gobierno a la autoridad que designó a Aníbal Torres y compañía.

Por ahora, Torres y el Congreso han cumplido con un formalismo constitucional: El gabinete se presenta al Congreso y recibe el voto de confianza (algo así como una ratificación de la decisión del presidente de designarlos).  Sin embargo, los congresistas pudieron denegarle el voto de confianza. Pero, eso los hubiera puesto en «capilla» de la disolución, pues por mandato constitucional el presidente de la república puede disolver el Congreso si este le deniega el voto de confianza a dos gabinetes. Y está en la memoria de los peruanos la disolución del Congreso en el 2019 por el entonces presidente Martín Vizcarra.

Está claro que en el Congreso hay un sector que quiere vacar a Castillo, y en el Ejecutivo también hay un sector que apuesta por la confrontación para disolver el Congreso. Y nada de eso ha cambiado con la presentación de Torres y su investidura.

     
 

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