Salvo se anime

Hasta ahora las protestas que se iniciaron después del 7 de diciembre, que el entonces presidente de la república Pedro Castillo fue detenido tras anunciar el cierre del Congreso, la reorganización de varios organismos constitucionales autónomos y la instalación de un gobierno de emergencia, no han conseguido la atención de su principal demanda.

Y es que a diferencia de Manuel Merino, que renunció a la Presidencia de la República a cinco días de haber asumido y tras la muerte de dos jóvenes en la marcha en su contra en Lima, Dina Boluarte cuenta con el respaldo de la Policía y Fuerzas Armadas porque su asunción al cargo ha sido Constitucional. Por eso es que aun cuando las muertes en las protestas en el país en contra de Boluarte han pasado la barrera del medio centenar, continúa en Palacio de Gobierno.

Y la propuesta de que uno del Congreso reemplace a Boluarte no alcanza consenso por lo devaluado que están los parlamentarios y porque no aparece una figura entre ellos que pueda vislumbrarse como solución al conflicto político y social que vive el país.

Así las cosas, el camino para quienes demandan la salida de Boluarte parece que será más largo de lo que podrían suponer; y cuanto más largo sea, más grave serán las consecuencias sociales y económicas para el país.  Salvo que Boluarte se anime a ser parte de la solución y renuncie para forzar un consenso y atenuar a la crisis.

     
 

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