Sanción ejemplar
Muchas personas parecen no haber comprendido aún la magnitud de la pandemia, lo angustiante y dolorosa que es para quien lo padece y para sus seres queridos. Es probable que el virus no haya tocado sus puertas aún, o que no le haya quitado todavía un ser querido, o quien se llevó no fue tan querido o que simplemente se nieguen a aceptar —de pura necedad— que un virus asesino anda entre nosotros.
Solo en esas circunstancias puede explicarse que esas personas se encuentren empeñadas en fomentar aglomeraciones en discotecas, mercados, etc.; en no usar correctamente las mascarillas, no lavarse frecuentemente las manos y/o no mantener la distancia física de al menos un metro entre personas.
El fin de semana las autoridades municipales y policiales intervinieron diferentes locales en los que se comercializaba licor y fomentaba aglomeración de público.
El local Laguna Azul, bastante reincidente, fue clausurado. Pero no debería operar solo la clausura del local, sino la inhabilitación de su propietario y del administrador para que, por lo menos en algunos años, no pueda tramitar ninguna licencia de funcionamiento en las municipalidades del país. Eso independientemente del proceso penal que debería impulsar el Ministerio Público en sus contras. Una sanción ejemplar en estos días podría ayudar a parar esa conducta irresponsable que está generando los contagios masivos, el colapso de hospitales y las altas cifras de muertes por covid-19.