Amor a la pedagogía
Estaba visto que mi hermano defendería su decisión. Cuando lo veía andar por la casa, tenía la mirada firme, extraviada en sus pensamientos. No quisiera decir que yo lo motivé a postular para ser profesor, pero en parte tuve mi cuota de responsabilidad; sobre ello, aunque no debería, me siento un tanto orgulloso. Durante años, en nuestra infancia, nuestros padres nos dejaron solos en la casa, a la espera de que regresaran de sus puestos en el mercado, donde trabajaban todo el día.