Las huellas del oro ilegal en Puerto Inca

«Todo está destruido», dice Juan Antezú*, un jóven indígena del pueblo yanesha que vive en la provincia de Puerto Inca, al ver las imágenes aéreas de la quebrada Pintuyacu, que bordea la comunidad Tsirotzire, lugar donde vive desde que nació en 1999. En los últimos 15 años su comunidad, que se encuentra a 40 minutos por carretera de la ciudad de Puerto Inca, pasó de tener un bosque intacto a inmensos huecos de color crema en medio del verde producto de la minería informal e ilegal por la extracción de oro.