El engaño del referéndum constitucional

Ps. Richard Borja
Director Instituto Peruano de Psicología Política

Había mencionado en anteriores columnas, que el principal objetivo político del gobierno de las izquierdas era el cambio constitucional, vía asamblea constituyente. Aunque este parece haberse precipitado por el agrietamiento de sus bases sociales y la ventilación de escandalosos hechos de corrupción y desgobierno, tiene por ahora otro propósito inmediato. Distraer la pésima gestión y acentuar la percepción negativa del Parlamento, para atizar el conflicto y crear un escenario constituyente como en Chile.

La pregunta vuelve a ser: ¿Realmente necesitamos, con prioridad, una nueva Constitución?

El presidente Castillo ha remitido el “proyecto de ley de reforma constitucional que autoriza someter a referéndum la convocatoria de una asamblea constituyente para elaborar una nueva constitución política del Perú”. La actual Constitución tiene 206 artículos, y en la última dice claramente que todo proceso de Reforma Constitucional, pasa por el Congreso. Con la propuesta presentada, están pidiendo que se añada un artículo más (artículo 207) y de ese modo incluir la figura de la Asamblea Constituyente para elaborar y aprobar una nueva Constitución, donde se configura una composición por cuotas, como en Chile. En ese sentido, no es una convocatoria a referéndum, ni una propuesta concreta de cambio; es un mero trámite documentario, que verá la comisión de Constitución del Congreso y decidirá si lo aprueba para su debate en el pleno o lo envía al archivo. Así de simple.

La política, como la guerra, trata de anticipar los escenarios. En el buró izquierdista de palacio saben que su propuesta está condenada al archivo; pero les servirá para dos cosas: 1) Distraer a la opinión pública respecto a su pésima gestión, que según una encuesta de IEP es rechazada por el 67 % de los peruanos, mientras atizan el conflicto social y llevan la discusión al artificio constitucional y esconden sus desaciertos y corrupción. 2) Reagrupar y reparar las grietas producidas en su base social, para canalizarlas contra el Congreso de la República mediante protestas, marchas y acusaciones de responsabilidad por la crisis que nos agobia. Los Consejos de Ministro descentralizados, son parte de esa estrategia que busca enfrentarnos entre peruanos y atizar el conflicto social.

Nos queda claro que lo prioritario en el país no es una nueva Constitución; sino, enfrentar los problemas derivados de una gestión, donde las luchas internas por el poder han alejado la responsabilidad del Gobierno y han paralizado la acción del Estado que se muestra incapaz de solucionar los problemas cotidianos de ese “pueblo” al que tanto alude, pero al que abandona, mientras se disputan ministerios y cargos entre los grupos que han dado aliento a este gobierno Frankenstein, hecho con retazos de la izquierda arcaica cerronista; la izquierda globalista de Vero y los morados, la izquierda oportunista caviar y los siempre prestos “centristas” de alquiler. Pues, aunque Hildebrandt y otros que al parecer han sido alejados de la mesa del poder, se esfuerzan por decir que este no es un gobierno de izquierdas, este desgobierno tiene su sello indeleble, que les será difícil borrar.

Lo prioritario es atender la agricultura y finalmente explicar y llevar al campo los recursos de la prometida “segunda reforma agraria”, a menos claro, que solo haya sido humo y ruido que ya se ha evaporado; prioritario es enfrentar la inseguridad y cuidar a los buenos ciudadanos que cada día son asaltados y asesinados por bandas criminales; prioritario es recuperar una educación plena, con buena infraestructura y materiales educativos adecuados; prioritario es recuperar la confianza de la población en las instituciones, que cada día destruyen más, con improvisación y corrupción; prioritario es que ejerzan con responsabilidad el gobierno que se les ha encargado y que dejen de engañar a la población más humilde, con promesas y propuestas que terminan siendo humo, ruido y falsedad.

Finalmente, eso no implica que quienes tengan interés en debatir sobre la necesidad de un cambio de Constitución total, parcial o puntual, o sobre los mecanismos para ello, no lo hagan. Bienvenido el debate civil. Que se activen los foros y los espacios para sostener dichos debates, para empezar, creo que es importante ver lo que pasa en Chile, donde el 64 % de su población ya se muestra arrepentida de haber aprobado su referéndum constitucional y su presidente electo ya tiene un 53 % de desaprobación.

     
 

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